viernes, 7 de agosto de 2020

Decencia política o principios éticos para un buen gobierno municipal

Entramos de hecho, desgraciadamente no podemos escaparnos de estas contingencias, a ser bombardeados por la propaganda política. No faltarán candidatos de todos los colores; de verbos encendidos y floridos. Algunos ya fogueados y correteados en estas lides; otros que desean con ansias locas volver a sentir ese calorcito sensual del sillón de cuero, engendrador de fantasías alucinantes, “ínsulas y molinos de viento” y escondrijos en los arenales de fuego; otros visionarios y distorsionadores de la realidad cabalgarán en “piajenos” de pueblo en pueblo, mismos Jesucristos, pidiendo votos, por misericordia; otros vendedores de ilusiones y esperanzas truncas, volarán como aves de presa en busca de corderos inocentes. No nos dejemos arrastrar por estos encantamientos, que los candidatos bajo la piel, ocultan o camuflan segundas intenciones como, los magos que de sus chisteras sacan estrellas fugaces en lugar de conejos. 

En guerra avisada no muere gente, reza el refrán, con gran verdad. Cerremos los ojos y avistemos el pasado, y da ganas de llorar y duele tanto, visualizar como Sullana ha venido deteriorándose en el devenir del tiempo. Sullana es inviable comentan, con desánimo, a diario, los indiferentes y apáticos como si viviéramos en otro planeta. Dejemos de lado la abulia y reaccionemos a tiempo, para que no nos cojan desprevenidos o nos tomen de tontos, por añadidura. Exijamos a gañote pelado DECENCIA POLITICA. La decencia política es respeto a los ciudadanos que han depositado su confianza en un determinado candidato para ejercer un cargo público, en caso que esta persona falle que no espere reciprocidad, ni “ave marías” de complacencia, ni monumentos a su gestión, sino rechazo cerrado y contundente, a su incapacidad o torpeza. Todo candidato debe ceñirse rigurosamente a esta conducta responsable ante la ciudadanía y ante su propia conciencia. La dignidad y la honestidad deben primar en los hechos y actos tomados. No se aceptarán ambigüedades ni retruécanos. Todos los candidatos deberán ser personas decentes caracterizadas por la honestidad, limpieza, compostura y equilibrio en sus decisiones. Los que no alcancen estos niveles que vayan dando un paso al costado.

Nosotros, los ciudadanos libres y comunes, pensantes y comprensivos, no dejaremos a los candidatos desairados, cariacontecidos y frustrados en sus ansiadas aspiraciones. Les daremos la oportunidad de tantear esta posibilidad, siempre y cuando, se sometan con humildad a las siguientes pruebas o retos, de fácil ejecución:

1.- Que se encierren en la Iglesia y abran sus almas al “Señor de la Agonía”. Cuatro días serán suficientes, un día por año, considerando que el período municipal es de cuatro años.

2.- Que se arrodillen día y noche, una semana, en la cima de la loma de Mambré, mirando al pueblo cara a cara y golpeándose el pecho, en un acto sincero de contrición y arrepentimiento por los pecados cometidos y por cometer. 

3.- Que se internen cuarenta días y cuarenta noches en el desierto, como vinieron al mundo. Para fortalecer el espíritu y no caer en la tentación de la angurria.

4.- Que se sometan, en la plaza de armas de Sullana, a la prueba del “uñómetro”, lo último en tecnología, para detectar manos prestidigitadoras.

5.- Que se inscriban obligatoriamente en la facultad de “Decencia Política”, en los cursos de verano. Estos cursillos, son gratis y de fácil comprensión. La prestigiada Universidad de Chipillico, que queda a la vueltita del río Quiroz, los espera con los brazos abiertos.

Una vez cumplidos los cinco requisitos o pequeñas pruebitas estarán habilitados para postular. Sin embargo, no se mordisqueen ni se arañen, que, en lo más recóndito de nuestro sentir, rezaremos a las ánimas benditas para que sea elegido el mejor. Sin embargo, me rasco la tutuma, sin el ánimo de caer pesado. Estos escozores los llamo ocurrencias sinceras, y ahí suelto el estornudo, ¿y dónde se esconden las mujeres sullaneras? Probablemente ellas siendo alcaldesas podrían enseñarles a los políticos de oficio, los manejos de un buen gobierno municipal. Por favor, qué si no es así, Sullana, ¡madre mía!, cuna de mis ancestros... ¿Quién te salvará de las garras del desastre total?

El que escribe este artículo es un voluntarioso sullanero de familia de larga data. No soy advenedizo ni metiche. Si alguno de los candidatos se siente aludido, será su problema. El mío no lo es ni lo será, porque seguiré siendo sullanero, nacido en una calle con olor a tierra, honesto en mis intenciones y nadie me podrá arrebatar las vivencias y querencias vividas en mi pueblo o de privarme, de dar opiniones críticas, o de luchar por Sullana hasta que sea una ciudad urbanísticamente bella y saludable.

EDUARDO BORRERO VARGAS. - Derechos reservados.
Lima, lunes 8 de febrero del 2010-02-09

No hay comentarios:

Publicar un comentario