La literatura fantástica universal se ha extendido hasta arribar
a las costas norteñas del Perú, mezclándose con los descendientes tallanes y
mochicas para crear una nueva expresión, mixtura del sentimiento picaresco de
los piuranos, de esas tradiciones orales que circulan entre los ranchos y las
picanterías, con la nueva afición de los jóvenes escritores por la literatura
de ficción.
Texto Luz María Crevoisier
Desde
cuándo se aficionó por la literatura de ciencia ficción el ingeniero químico
Eduardo Borrero Vargas, nacido en Sullana, Piura, no lo sabemos; pero sí
tenemos evidencias de que ese acercamiento se transformaría en una pasión que lo
llevaría a escribir interesantes relatos.
Haciendo
una revisión, mencionamos a las más significativas ligadas a este género,
aparte de sus poemarios y narrativa diversa: “Del misterio y otros abismos”
(2015), “El creador de universos” (2017), “Los tres toques de la Muerte y
otros cuentos de terror” (2018), “Marlon y su vida de perros -cuentos urbanos”
(2018), “Cuentos parabólicos -cuentos de terror” (2019).
“Los tres
toques de la Muerte” es el título que destaca dentro
de su ingeniosa creatividad, pues se convirtió en el récord de ventas en la
Feria del Libro de Huancayo, esto sin considerar el interés que suscitan los
otros títulos.
Abrazando
lo fantástico
En Piura
todo se convierte en magia y la palabra es uno de sus máximos vehículos, como
lo demostraron López Albújar en Matalaché o Francisco Vegas Seminario en su
novela Tayta Yoveraqué. Sin embargo, aquel costumbrismo con sabor a seco de
cabrito, habría de obtener nuevos ingredientes cuando incursionaron dentro de
la literatura fantástica y minificción los jóvenes Antonio Zeta Rivas, Luis
Paúl Cardoza Nizama, Houdini Guerrero, Daniel Aquino, Dimas Arrieta.
Antonio
Zeta, principal animador de “Tertulia Cero”, ha buscado resolver parte de la
intriga de los sucesos históricos que producen miedo o terror mediante lo
fantástico y la sorpresa como efecto literario, porque lo violento, lo
totalitario y lo inhumano son factores que aún llaman la atención y conmueven a
los lectores.
Leyendo
a Borrero
Este
narrador, poeta y amante de la literatura estudió ingeniería química en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos y actualmente colabora con artículos
en los diarios El Tallán y El Norte.
Su
afición por la ciencia ficción se dio por hecho, teniendo en cuenta que esta se
apoya en los nuevos aportes de las matemáticas, física, química, biología y
cibernética, que, desde sus perspectivas, nos acercan al futuro del género
humano. De ahí que Isaac Asimov, el escritor estadounidense de divulgación
científica, manifestara: “La auténtica ciencia ficción trata de la
ciencia humana como del constante avance del conocimiento y la permanente
habilidad de los seres humanos para conseguir comprender mejor las normas del
universo e incluso alterar algunas partes de este, mediante su ingenio, para su
propio confort y seguridad”.
Divulgadores
científicos como Tomás Unger y Óscar Miró Quesada, con sus extraordinarios
artículos sobre ciencia y astronomía, acercaron a los escritores peruanos a ese
mundo incógnito y fascinante.
“Los
tres toques de la muerte”
Este
conjunto de narraciones de terror, que a fin de cuentas resulta es uno de esos
cuentos con que los mayores concluían la cena o la abuela adormecía los sueños
de los nietos, fue editado por “El gato descalzo” en el 2018.
Son nueve
los relatos que componen el libro y nos atrapan de principio a fin, porque lo
misterioso, lo inaudito, aquello que nos resulta una incógnita, suscita
curiosidad e impulsa a continuar con la lectura. Desde “El dedo del muerto”,
seguido por “La muerte a sus espaldas”, “Psicomanía” o “Los
tres toques de la muerte”, nos van llevando hacia otros mundos, quizá
paralelos al nuestro pero que solo un aguzado escritor puede traspasar y lograr
llevarnos a este.
Teniendo
siempre como cómplice a la editorial “El gato descalzo”, Eduardo Borrero
publicó el 2017 “El creador de universos”, ficciones más cercanas a la
literatura de los actuales Enrique Prochazka, Daniel Salvo, Beatriz Ontaneda,
Ernesto Carlín, Alexis Iparraguirre, pero sin alejarse del todo de las
supersticiones y tomando en serio a personajes como “El hombre araña” y
su influencia en la niñez.
La
minificción está presente en esta edición con relatos de antología: “El
Mundo calló”, “Medidas extremas”, “Zulema Noé” o “El síndrome de los puentes”,
en los que el escritor demuestra ser un experto en este tipo de relatos y
sorprende gratamente.
“Marlon y
su vida de perros. Cuentos urbanos”, editado
en el 2018, lleva una estructura más citadina, un lenguaje y circunstancias que
pueden repetirse tanto en Piura como en Lima o Trujillo. Son doce ficciones en
las que volvemos a encontrar a un personaje del cómic, esta vez la figura de
Supermán. Es que estos seres del cómic, poseedores de poderes extraordinarios,
están vinculados desde siempre a la ciencia ficción.
En “Cuentos
parabólicos” (setiembre de 2019), Borrero retoma las supersticiones,
las creencias populares que deambulan por las viejas calles piuranas y se
instalan en el ideario popular. Son cuentos que se revisten con nuevos
contenidos, pero viven cercanos al ultramundo.
Algunas
opiniones
Sobre “Los
tres toques de la muerte”, Antonio Zeta argumenta que en esta obra “el
lector se verá sumergido, de modo inevitable, en realidades alternas, mundos
paralelos de los cuales no hay retorno…”, y que “el temor a lo desconocido
aparece en distintas formas, diferentes voces narrativas encargadas de
estremecer la piel al más incrédulo, con ficciones donde la reencarnación y el
regreso del más allá son posibles”.
Por su
lado, Ana María Intilli manifiesta sobre “El creador de universos” que en esa
publicación predomina el absurdo, una mezcla de prolija ironía, que da como
resultado el contenido de un conjunto de textos de atractivo discurso y
variados escenarios.
Para
Bernardo Rafael Álvarez, en la obra de Eduardo Borrero Vargas no hay un
Gregorio Samsa convertido de la noche a la mañana en un monstruoso insecto,
sino, más bien, insectos convertidos en unos Gregorios Samsa con apariencias
engañosas. Hay gente que cree que para ser escritor hay que recurrir -como
condición- al “malditismo”, a la “marginalidad”, sin saber que así, lo más
seguro es la conquista infeliz de la frustración y el ridículo, sostiene
Álvarez.