lunes, 9 de enero de 2023

Literatura y gastronomía: entre la ficción y la realidad

Entre los diversos elementos que conforman la realidad peruana, la literatura ha tomado en cuenta nuestra riqueza gastronómica para lograr escenas de mayor verosimilitud. No cabe duda de que, al leer un cuento o una novela, reconocemos su procedencia regional gracias a la descripción de potajes emblemáticos que en ella se pueden encontrar.

Así, por ejemplo, Eduardo Borrero Vargas escribe: “El almuerzo a degustar sería el llamado Patriótico: tamales de maíz pelado, chicharrones, pepián, cancha tostada, mote, patasca, chifles, carne seca, zarza de cebolla desflemada en limón y de postre los famosos buñuelos de yuca rociados con miel de chancaca. Todos con servilleta al cuello, no dejaron de manipular los cubiertos. Al final del atracón, tomaron varios sorbetes del anisado del alambique del señor Bolo Aguirre” (2022, 79).

Cualquier peruano, principalmente de la costa, se sentiría muy complacido de compartir el llamado Almuerzo Patriótico, donde los chicharrones y los tamales juegan un rol de firmeza en el sabor que identificamos como nuestro.

Hernán Fonseca del Castillo nos delata con: “Querían comer sabroso. Seleccionó uno que ofrecía “sopa de picuro”, como segundo “carachupa” al horno, plátano asado y una jarra de chicha de jora” (2019, 54).

Incluso, Fonseca coloca dos pies de página para indicar que el picuro es un animal que vive en el monte (selva) y su carne es muy deliciosa; mientras que la carachupa es un tipo de zarigüeya llamada también mucamuca. Como podemos percibir, son potajes típicos y -distintivos- de nuestra Amazonía.

Pero mientras Fonseca nos relata una escena amazónica-urbana, Francisco Carbajal nos describe una escena del espacio amazónico urbano-rural:

“Los Huamán discuten: …Hagamos plátano con café …Mejor arroz con huevo …Chocolate con yuca o mejor chocolate con plátano frito… ¡Qué rico! -murmuran- (2013,15).

Es el espacio amazónico que ha sido ganado -colonizado- desde los Andes. Por el contrario, Dante Castro nos narra una supervivencia del personaje José Perla en pleno monte amazónico: “Desarmado y sin rumbo, buscaba las trochas que lo trajeron a las tierras del aguajal. Comía lo que aprendió a escoger con las huanganas, bebía ahí donde lo hacían los monos” (2017, 49)

Nicolás León Cabanillas, utilizando la narración en primera persona, relata su viaje por el sur del Perú y de la región sudamericana. Encontrándose en Arequipa dice:

“Ubiqué el mercado de San Camilo, de frente me fui al segundo nivel, a un pequeño y acogedor local donde tomé un suculento caldazo levantamuertos, rachi de panza” (2015; 23)

A partir de lo escrito por León Cabanillas podemos desarrollar dos ideas. Por un lado, la diversidad gastronómica del Perú no es solo producto de la naturaleza o la geografía; también de las clases populares que existen en nuestra sociedad. La utilización de jerga como “caldazo” -para indicar un plato de caldo- no solo es por el tamaño del plato, también por la calidad del producto. Un “caldazo” representa un sabor extremadamente agradable, un “cevichón” o un “tamalazo”. Y, por otro lado, como se dijo, el origen popular. El buen caldo lo ingirió en un puesto del mercado. Lo pudo haber hecho en un puesto de comida callejera. El “anticuchazo” es más delicioso en carretilla (con su emoliente con limón).

En esa misma dirección del recuerdo gastronómico se ubica James Rojas Bazán, quien narra en Tarapoto llegó al restaurante “La Banda de Shilcayo”, cuyo propietario era Roger Pinchi, Rojas indica: “En este caso, la calidad, cantidad, buena atención y amabilidad del propietario eran las cartas de presentación más que suficientes para recibir una masiva concurrencia de pensionistas y ocasionales visitantes nacionales y extranjeros” (2021; 43-44)

Nuevamente se destaca la calidad y la cantidad. Se dice que los peruanos comemos en plato hondo y con cuchara. Parece que el tenedor y el plato tendido son elementos de distinción y estatus social. Comemos como camioneros y bebemos como músicos.

Pero, quien nos regala un pasaje muy interesante es Jorge Rendón Vásquez: “La comida fue abundante, como era habitual en la casa del señor cura. La acompañó un vinillo malamente alterado por el cañazo que le habían agregado para evitar que se picara” (2015; 28). No cabe duda de que en cualquier pueblo del Perú el mejor lugar para comer es en la casa del alcalde, del gobernador o del cura. Jamás visitan al profesor a la hora del almuerzo.

Además, nuestra gastronomía ha sido emparejada (más allá de lo comercial) con una bebida gaseosa. Mario Suárez Smich escribe: “En el frigider debe haber Coca e Inca Kola. Para mi Inca; Blanca prefiere la Coca, por eso Víctor compra las dos. ¿Cuál te gusta a ti? (2021; 41).

El educador y cocinero profesional, Luis Rodríguez Espinal, indica: sobre el cocinero callejero, que: “No tienen local, no se llevan con los municipios, el sol y la lluvia los castiga, no tiene donde sentarse, no tienen gratinadora ni batidora, no usan zuecos. Las combis, los raqueteros y barras bravas siempre están acechándolos, no poseen la suerte de haber estudiado un curso de cocina, tampoco tienen seguro ni gratificación” (2013; 102).

La manera romántica de presentar a los cocineros callejeros que podemos observar en diferentes informes televisivos no tiene en cuenta los aspectos más importantes que ha descrito Rodríguez Espinal. Nos quedamos con el producto final y perdemos de vista las formas de producción. Quizás porque no es bueno   para el sistema mostrar que los “emprendedores” no tienen hora de entrada ni de salida; sin seguro de salud y derechos laborales. La gastronomía peruana ha salvado miles de familias peruanas de la debacle. 

Bibliografía
Borrero, Eduardo. “El retorno del capital Peche Pereche”. Editorial Atalaya. Lima – Perú 2022.
Carbajal, Franklin. “El sendero de la Convención”. Vivirsinenterarse SAC. Lima – Perú 2013
Castro, Dante. “Demonio del monte”. El Muki. Editores. Lima – Perú 2017.
Fonseca, Hernán. “No conocí a mi padre”. Hipocampo Editores. Lima – Perú 2019.
León, Nicolás. “De Chorrillos hasta las playas de Río”. Arte Idea Grupo Editorial. Lima - Perú 2015
Rendón, Jorge. “Una ráfaga de amable brisa”. Tapuy. Lima – Perú 2015.
Rodríguez, Luis. “Cocino, luego existo”. Autor Editor. Lima – Perú 2013.
Rojas, James. “Historias Ja, Ja, Ja” Autor Editor. Chiclayo-Perú 2021.
Suárez, Mario. “El carnaval de los espíritus”. Ediciones Altavoz. Lima – Perú 2021


Artículo escrito por el historiador
Augusto Lostaunau Moscol
Publicado en la revista “Avance”
Lima - Perú