lunes, 31 de octubre de 2022

31 DE OCTUBRE...LLUVIA DE CARAMELOS...

HALLOWEEN INESPERADO

Germán Restrepo, se restregó lo ojos con desesperación. No sabía si estaba en el infierno o en el paraíso. Se le había metido en el mismo centro de la cabeza, como una pica clavada por la mano de un ser desconocido, que en los venideros meses –no precisaba el año- le llegaría una misiva conteniendo algo que lindaba con el misterio y que ocurriría un treinta y uno de octubre. Y al pensar en esa incertidumbre se le escalofriaba el cuerpo, la quijada se le desencajaba y los nervios destemplados no le ayudaban a aparentar una cierta compostura ante los demás. Su cuerpo, a su pesar, se había convertido en una masa gelatinosa y temblona que exudaba una sustancia acidulada de consistencia brillante y viscosa.

Selló las entradas de su habitación ya de por sí oscura, tratando de escudarse dentro de una muralla imaginaria de suma negrura, en la que él se refugiaba cuando presentía que algún engendro anónimo iba a pedirle cuentas. Entonces se camuflaba en esa pared, a compartir con otras almas abyectas, maldades y habilidades de torcer voluntades de seres bondadosos, solo por el purito placer de recordarse, que él era un ser nacido para ejercer los oficios más antiguos del mundo: maldad y daño. Amurallado en sus pensamientos, Germán Restrepo dormía con un ojo cerrado y otro abierto, con sus poros de la piel expuestos, como si fueran millones de ojos, esperando ver quién sería ese tan esperado e inquietante mensajero.

Pasaron siglos de esperas malditas y Germán Restrepo sentía sobre sus espaldas la corcova de la vejez, pero su mente ajada permanecía ágil y fresca, aunque compungida de que el tan esperado mensajero demorara tanto en llegar con la misiva conteniendo “quién sabe qué contenido” en su interior. El insomnio se convirtió en parte de su vivir, cargó con él como quien lleva colgado a su hombro, o a su cuello, un saco lleno de evocaciones molestosas. No se sabe si Germán Restrepo camina despierto o dormido.

Al fin, casi al del abismo final del fin del mundo, Germán Restrepo recibió la misiva tan esperada. En la misiva de letras doradas alcanzó a leer con sus ojos chamuscados por el pasar de los siglos, lo siguiente: Está usted invitado por la Asociación De Brujas Sin Fronteras a la fiesta de Halloween que se llevará a cabo este 31 de Octubre, en la explanada de la curva del diablo que queda al final del abismo del mundo. Firma ilegible. Entendió que debería ir y salió de su muro negro, se vistió de niño y caminó quedamente al lugar indicado. No se pudo precisar cuánto duró la caminata.

En la explanada del abismo del fin del mundo, se vio entrelazado a otros niños sin ojos regalando caramelos, a calabazas de ojos brillantes aullando, a fantasmas bailando charlestón, y a brujas de vestidos vaporosos cantando canciones satánicas. Toda una escena de pavor y a la vez de desenfreno: el gozo por el gozo a la maldad.

Germán Restrepo, sigue en su cama aferrado a su maldad, se despierta por ratos y de sus manos resbalan, miles de miles de caramelos.

Lima, lunes 31 de octubre del 2022
Derechos Reservados.-

martes, 18 de octubre de 2022

UNIVERSO

 ¿Somos único en la inmensidad del universo?
¿somos pedazos de indicios desperdigados?
o somos simples patrones erráticos neutros
o enlaces iónicos girados por un dedo divino.
 
¿Moriremos sin saber de dónde procedemos?
¿nuestra única función solo es la de dar vida?
o la de suministrar nuestra genética cósmica
a los que vendrán a ocupar nuestros puestos.
 
¿Somos la prognosis de conjuros anticipados?
o el desgano de un dios brutal jugando sucio
¡les daré vida pero sus biochips los controlo!
 
¡Después de la muerte hay vida eterna! ¿si?
incrédulo humano serás condenado a existir
hasta que tus genes se autodestruyan por sí.
 
Eduardo Borrero Vargas / Caja de Sueños
Lima, sábado 15 de octubre del 2022
Derechos reservados.-

sábado, 15 de octubre de 2022

NECEDADES

Hoy me he despertado de mala gana
preocupado en apuntalar mis huellas
como si entes detrás de las sombras
acondicionaran mi asustada neurona.
 
Tontamente he recalado a este juego
en el que siento bolsiquear mis ideas
para convertirlas en doceavas nimias
rodando en toneles irónicos y mudos.
 
No sé si rechazar mis necedades de ir
añadiendo pasos por caminos a elegir
o restarlos cuando el sol tarda en salir.
 
Sé que viviré colgado a estas congojas
de las mañanas y de las tardes turbias
hasta que se desvanezcan mis retinas.
 
Eduardo Borrero Vargas
Derechos Reservados.-

miércoles, 12 de octubre de 2022

La importancia de leer la literatura de nuestros pueblos

Cada escritor tiene su pueblo, real o ficticio pegado transversalmente en sus neuronas. Vemos así a Macondo, de García Márquez; a Comala, pueblo fantasma de la novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo; también están las arcadias o puntos imaginarios, llenos de felicidad, que cada escritor trata de alcanzar. Es así que mi punto central (fiel de la balanza) narrativo es Sullana. Aún las suelas de mis zapatos –por si acaso- siguen impregnadas de yucún, ese pegajoso polvillo salitroso y etéreo que se levanta en cada pisada que damos y que se adhiere a nuestros poros para la eternidad. Convirtiéndose en el perfume identificatorio de todo norteño -lo digo con sinceridad-, ese vendría a ser nuestro carnet de identidad, único en el universo provinciano.

Lógicamente, el estilo en cada escritor nacido en un punto geográfico es sui géneris, debido a que cada uno de nosotros absorbe como esponja lo que nos rodea. Y la variedad saltará a la vista, desde la lectura del primer párrafo de la historia que será contada ya sea en tono intimista o abiertamente universal, si el escritor ha leído textos de otras latitudes. El intercalar palabras usadas en su diario vivir -oralidad regional- con las aprendidas o prestadas de textos escogidos, le permite estructurar mejor sus historias. En tanto el mundo se haga pequeño y seamos asediados por los medios de publicación masiva –cibernética/internet-, se correrá el peligro de perder la esencia de nuestra oralidad tan peculiar.

Ante esta realidad, sería conveniente que quienes estamos en este circuito mágico de crear literatura –narrativa y poesía- nos interesemos en hacer saber a los estudiantes que otros escritores nos antecedieron y debemos crearles la necesidad imperiosa de repasar o de leer sus obras literarias. Eso depende de las personas que dirigen la enseñanza en los colegios y están llamadas a hacerles recordar que la educación no se mide por la forma de hablar sino por la esencia que haya quedado en la mente y corazón de esos niños que pronto tomarán protagonismo. He visto por las visitas que he hecho a colegios de provincias y de Lima, que ciertas personas –la minoría- abusando de la avidez de los niños y niñas por conocer nuevos mundos, a través de la lectura, se han vuelto escritores a las volandas; astutamente visitan colegios y con un lenguaje suculento inducen a los alumnos a comprarles sus libros mal estructurados. Vil manera de hacerse la vida.

Me apena recalcar esto, pero, si nosotros no jugamos limpio con esas mentes en formación, el día de mañana, al cruzarnos con ellos por las calles del mundo, quizá seamos motivo de burlas o de rechazo o de gestos de indiferencia. No olvidemos que en esta corta vida todo se revierte. Tarde o temprano, ellos serán nuestros jueces.

Eduardo Borrero Vargas
Lima, miércoles 12 de octubre del 2022
Derechos Reservados.-

domingo, 9 de octubre de 2022

EL HAZ Y EL ENVÉS DE LOS PUEBLOS…

EL ENVÉS DE SULLANA

Aunque se desconoce el año o el siglo de los siglos perdidos en la memoria, cuál Tallán la narró, es de creer que sucedió así, porque sigue grabado en la memoria de los descendientes que aún cruzan por esos arenales calenturosos. Se cuenta en las sagradas leyendas tallanes que un día, que no se puede determinar porque en esos albores no había días ni semanas como los conocemos ahora, sino simplemente siglos que pasaban de largo encajándose naturalmente en la continuidad del quehacer humano, los tallanes convocaron a todas las aves y animales de la comarca. A las aves les encomendaron buscar una lomada cerca de un río caudaloso y que la demarcaran defecando sobre ella. Sitio exacto, donde ellos, más tarde, levantarían sus moradas. A los animales les encomendaron que una vez asentados en ese lugar ocuparan bosques, valles, holladas, quebradas, cuchillas, cerrerías, “ojos de agua” y se multiplicaran por los alrededores donde encontrarían sana y abundante comida. Así pues, prosigue la leyenda oral referida, “seremos confrontados con gente del otro lado del mundo. De nuestra chicha de maíz alborotadora beberán los dos pueblos, nos mestizaremos, pero prevalecerán nuestras costumbres y nuestras voces serán cantarinas y pausadas con precisos e inocentes ¡guas! Y los ojos siempre mirarán al envés, porque de ese lado converge nuestra naturaleza”.

He aquí que se cumplió lo narrado oralmente por ese tallán. Esa comarca, después de muchos deslindes de “toponimólogos”, concluyó que esa lomada llamada Sullana debería llamarse Sullana. Grata la noticia, porque nos dio derechos y una identidad muy curiosa, que no la tienen otros pueblos, la de ver más allá del envés. Ciertamente, para dejarlo bien sentado, al nacer Sullana el gentilicio de “Envés Sullanero” ya es parte de nuestras herencias. Entonces, queda en claro que los sullaneros al ser miradores del envés vemos las cosas de una forma distinta o peculiar. Esta peculiaridad nos encamina a ser fabuladores, cuenteros, noveleros, historiadores, chamanes, imagineros, moneros, poetas, músicos, cantores, pintores, compositores, maromeros y sujetos presa de temores, fantasmas y aparecidos. Vivimos atravesados por un río generoso pero repleto de iras y de árboles, de arbustos y flores insondables. No nos encorajinamos si nos llaman burros, caballos, mulos u otras expresiones alusivas a los animales, pues eso somos, animales pero inteligentes y creativos. Ese es nuestro mundo rayano a la locura, pero somos libres como una cometa soltada al viento.

Lo escrito arriba es una manera de prepararlos a ingresar a lecturas fantásticas o llamémosles “Cuentos Irracionales”, “Cuentos Patéticos”, “Cuentos Distraídos”, etc., ya que ninguno de ellos está sujeto al tiempo, a la rigidez de la realidad, a la memoria traicionera. Simplemente, son juegos virtuales que aparentan ser verdaderos. Ustedes, quienes los lean, sacarán sus conclusiones. Y a estos sullaneros, se preguntará mucha gente, ajena a nuestro universo… ¿de dónde diablos les viene el envés?

Eduardo Borrero Vargas 

jueves, 6 de octubre de 2022

SEPTIEMBRE, UN HIMNO A NATALÍ

Hace poco, dudando si entrar o no a la casona de San Marcos, oí a lo lejos:

La Plaza Roja desierta, delante de mi Natali

Mi memoria musical se activó…me acerqué para oírla más claramente. Los hermanos Arriagada cantando esa canción. Se me alborotaron los sentimientos. Retrocedí a los años sesenta. El parque universitario lucía su verdor primaveral. Tiempos viejos: de estudios, apasionamientos, dudas, enamoramientos, sueños y viajes fantásticos. Nuestra imaginación volaba lejos. Europa era nuestra máxima ilusión y Rusia el país ideal a alcanzar. Y llegar a conocer a esa Natalí, como la describe la canción cantada por Los Hermanos Arriagada, se convirtió en una obsesión enloquecedora:

Hablaba en francés muy sobrio,
de la revolución de Octubre.
y yo pensaba ya, que de la tumba de Lenín,
iríamos al café Pushkín a tomar chocolate.
la plaza roja desierta;
rubio era el cabello de mi guía, Natalí, Natalí.

¿Qué joven universitario, no estaba enamorado de Natalí, de esa rusa rubia, de ojos profundos y hermosos? ¡En ella estaban reunidas todas las mujeres del mundo! ¡Qué interpretación la de los Hermanos Arriagada! En la cantina, donde solíamos reunirnos, por el Jirón Huanta, cerca de la casona vieja de San Marcos, escuchábamos nuestra canción favorita. La rockola de su cantina de medio pelo, no cesaba de sonar: Natalí…Natalí…máquina angurrienta, por las monedas de los compañeros que se levantaban a apretar la tecla sucia y borrosa, para seguir oyendo Natali. Enardecidos por el licor con mis amigos, seguíamos la letra con emoción, mientras jugábamos a los dados. Nadie quería perder. Sacar cinco ases era imprescindible, para mantener los bolsillos a salvo. Teníamos tres oportunidades para lanzar los dados. El último intento era el de la verdad. Nos concentrábamos. Tomábamos el mejor cubilete. Lo mirábamos con respeto. Hasta que por fin nos decidíamos. Lo levantábamos con sumo cuidado, como si tuviéramos en nuestras manos una imagen sagrada. En ese momento, no había nada en el mundo que nos distrajera. Era tan sólo el cubilete y el jugador. Lo sacudíamos debajo de la mesa. Lo soplábamos tres veces. Un golpe fuerte en el codo. Mano en alto y ¡zas! cubilete boca abajo sobre el tablero de la mesa y, en un hábil movimiento de muñeca veíamos saltar y rodar sin rumbo fijo los cinco dados y el que los había tirado hubiese querido tener una mano invisible para acomodar las caras a su conveniencia. Pero estos benditos cuadrados enseñaban la cara que les daba la gana. Las exclamaciones no se dejaban esperar: unas eran de alivio y otras de rabia. ¡Desgracia, gritaba el perdedor! No había otra oportunidad, la suerte le había sido adversa. Descorazonado, mascullaba: ¡Que mala leche!

Querían saberlo todo, Natalí traducía.
Moscú, los llanos de Ucrania y Les Champs Elysées
Oh, de todo se habló, después cantamos;
Luego ellos muy alegres, abrieron botellas
De champagne de Francia, luego bailamos…

Así pasaban las horas. Todos sudábamos frío. Mentalmente, hacíamos inventario de las monedas de nuestros escuálidos bolsillos. ¿Y ahora, dónde conseguimos dinero? Discusiones iban y venían. Nadie quería asumir la parte de su deuda. Caramba, hagamos un fondo y demos solución a este asunto. Disimuladamente, alguien se acercaba a la rockola metía una moneda y nuevamente “Natalí” llenaba la cantina. La paz nos alcanzaba y la ternura nos tocaba el corazón y, abrazados, cantábamos la última estrofa… “Qué vacía se quedó mi vida…más sé que un día en París…seré yo quien servirá de guía, Natalí, Natalí…”.

Cabizbajos y en un silencio total, caminábamos por la calle, como condenados camino al cadalso. Tristes los limeños se encaminaban a sus casas y los provincianos, añorando el calor del hogar, a sus pensiones. La resaca del día siguiente se convertía en triunfo. Habíamos cambiado el mundo, pensábamos: total, solo éramos unos quijotes peleando contra molinos de viento. Pero también llegaban nuestros “DIES IRAE”. Al salir de la cantina, la locura nos invadía, era como si en ese momento nuestro cerebro fuera marcado con fuego por el Réquiem de Mozart donde el compositor lucha contra Dios con su única arma, la música. Contra ese Dios a veces tan benévolo y otras veces tan cruel. ¡Nuestra existencia no tiene sentido!, murmurábamos. ¿Por qué Dios había tenido la desvergüenza de traernos a un mundo trastocado? ¿Quién lo autorizó…? La vida es una mierda, gritábamos a gañote limpio. En la acera opuesta, un borrachín contestaba: ¡Si la vida es una mierda, el suicidio es un deber!

Otras veces, por revoltosos terminábamos en la comisaria. El comandante del puesto policial nos hacía formar en fila india. ¡Somos universitarios sanmarquinos! Nuestra frase mágica surtía efecto. Por esa época, a los universitarios no se les podía detener en las comisarías. El comandante, llamaba al cabo y con voz marcial ordenaba: ¡Esos zánganos afuera! En otras oportunidades, los desmadres sí que eran grandes. Una vez, ya atardeciendo, en la puerta de la cantina de Cabrera, nos topamos con un capitán de la Guardia Civil. Han pasado los años y hasta ahora no logramos descubrir quién encendió la mecha. De repente, vimos al capitán en el suelo forcejeando con el Negro. Tratamos de ayudar a nuestro amigo, pero el Capitán hizo el ademán de sacar un arma. Huimos despavoridos. A una distancia prudente azuzábamos al Negro: ¡corre¡… ¡corre¡ En un esfuerzo sobrehumano el Negro se zafó y salió disparado por el Jirón Huanta. Llegaron a la esquina del jirón Puno y el Negro vio al frente el Jardín Botánico. ¡Lo atraparon! No, porque en un arranque de desesperación el Negro se impulsó y saltó como un felino el muro de adobe de cuatro metros. El capitán se quedó atónito, miró a su alrededor. Retrocedió al jirón Huanta, montó en su auto y se alejó. Nos acercamos sigilosamente al muro. ¡Negro¡…¡Negro! Pasaban los minutos. Cuando a lo lejos escuchamos ruidos de alguien corriendo y gimoteando: ¡Auxilio¡…¡Auxilio¡… Cuando nos alistábamos para ayudarlo, sentimos un golpe seco a nuestras espaldas y ahí milagrosamente estaba el Negro parado, tembloroso y castañeteándole los dientes. ¿Qué había pasado? En su frenética huida, el Negro pensando que el policía había logrado saltar el muro, siguió esquivando los árboles del Jardín Botánico, hasta topar con otro muro más pequeño. Trepó y se dejó caer al otro lado. Cayó sobre cuerpos y, pensando que eran alcohólicos acurrucados para darse calor, les pidió disculpas. Para tranquilizarlos, les habló en voz baja…compañeros de infortunio…un policía me persigue. Seguidamente buscó un rincón para acomodarse y recuperar el aliento. Pasaron los minutos. Sus ojos se acostumbraron a la penumbra. Con detenimiento observó que los cuerpos no se movían y desprendían un olor fétido. ¡Son muertos!, gritó espantado. En pocos, segundos saltó la tapia. Tomó el camino de regreso. Esta vez no era un policía quien lo perseguía sino un ejército de muertos resucitados por algún conjuro. Nosotros nos quedamos mudos. Petrificados por el terror. Regresamos a la cantina para comentar este incidente terrible. ¡Negro, has estado en la morgue! ¿Pero por qué tantos cadáveres tirados en el suelo? Estuvimos un rato más, para apaciguar nuestras almas y luego nos retiramos con el espanto pegado a las espaldas. Esa noche sí que tuve pesadillas. Amaneció y me alisté para las clases de la universidad. Como de costumbre, me dirigí a tomar el reconfortante y vitaminizado desayuno del comedor de estudiantes, llamado “la muerte lenta” que quedaba en el Jardín Botánico, al costado de la morgue. A los estudiantes universitarios, la escasez de monedas nos empuja a ser expertos lectores de primeras páginas. Este hábito me llevó a un puesto de periódicos, repasé al ojo todos los titulares… el de La Ultima Hora…me llamó la atención…en letras mayúsculas se leía la trágica noticia: “Veinte fríos…pelona se los llevó…chofer maldito fugó”. El destino le había hecho una perrada al amigo.

Sartre nos ponía en jaque con su “Ser y la Nada” y Camus con su “Mito de Sísifo” o el “El Extranjero” al borde de la locura. A veces, nuestras respuestas eran optimistas, otras, fatales. Como cuando recordábamos “El Extranjero” de Camus y comentábamos: ¡la muerte da igual a los veinte, treinta, cuarenta o sesenta…! Y cantábamos:

Quedé yo solo con mi guía, Natalí.
Ya no hubo más preguntas sobre la revolución de Octubre;
Ya no estábamos allí, se acabó la tumba de Lenín,
El chocolate del café Pushkín, todo lejos quedó.

Cuando despertamos de este sueño, la realidad nos golpeó la cara tan fuerte que hasta ahora permanecemos aturdidos. Nuestro mundo virtual se derrumbó. La suerte, que para mí, es como cuando un gallinazo volando a gran altura se caga sobre miles de personas y la cagada aterriza sobre la cabeza de un desprevenido caminante de esta vida y se pregunta: ¿Por qué a mí?. Así sucedió, la fortuna nos fue adversa. De nuestro grupo, nadie viajó a Rusia, creo que solo llegamos a Trujillo por el Norte, Huancayo por el Este, Ica por el Sur y por el Oeste al mar, hasta donde nos alcanzaba la vista. La imagen de nuestra Natalí fue borrándose. Pero no por eso dejaremos de pensar en ella. Nuestra compañera de esa aventura universitaria, vivirá eternamente joven y hermosa. 

Que vacía se quedó mi vida,
Más sé qué un día en París…
Eduardo Borrero Vargas
Lima, martes 28 de agosto del 2022
Derechos Reservados.-
Universidad Nacional Mayor de "San Marcos"

martes, 4 de octubre de 2022

SULLANA...COSAS QUE SUCEDEN…

1.- Nuestra amiga Marianela Mora Chorres con tesón y valentía recuperó la Sala Víctor Borrero Vargas. Ahora se podrá usar para la presentación de eventos culturales.

2.- El alcalde Power…está con la Alcaldía de Sullana intervenida…por uñas largas.

3.- Ojo Escritores JODSAN, Yacky, Irayda, Jenny Vallejo etc…etc. Pasen la voz los escritores, poetas, pintores…Que Sullana a partir de ahora es libre para alzar su voz.

4.- Que el amigo que maneja “El patronato Cultural de Sullana” renuncie (amigo de Power Saldaña) y que de aquí en adelante el cargo debería ser de dos (2) años. Sugiero.

5.- Sullana siempre con un pie adelante… ¡Dios nos Bendiga!

Lima, domingo 18 de septiembre del 2022

En el Día Internacional de la Paz, los escritores (damas y caballeros) de Editorial Hispana USA envían sus mensajes de paz al universo a través de su pluma del amor y el entendimiento.

Sin paz no hay progreso y no hay vida plena. ¡Viva la paz, viva la vida!

sábado, 1 de octubre de 2022

Los 90 años de Luz F. Borrero Vargas

 Los maravillosos noventa años de mi hermana
Luz Francisca Borrero Vargas
Sábado 01 de octubre del 2022



Los maravillosos noventa años de mi hermana
Luz Francisca Borrero Vargas
Sábado 01 de octubre del 2022