sábado, 3 de julio de 2021

Las misteriosas historias de Eduardo Borrero

Narrador, poeta y amante de la literatura. Nació en Sullana (Piura). Estudió la carrera de Farmacia y Bioquímica en la Universidad Nacional de San Marcos.

Sus personajes y narrativa diversa, se aprecia en sus diferentes publicaciones como en “Del misterio y otros abismos”, “El creador de universos”, “Los tres toques de la muerte y otros cuentos de terror”, Marlon y su vida de perros, cuentos urbanos”, “Cuentos parabólicos”, “La mirada del terror”.



Las misteriosas historias de Eduardo Borrero


“Mi rincón donde estoy rodeado de libros y mi vieja PC, siempre reciben mis letras amargas, dulces, cantarinas y apasionadas”.

POR FABRIZIO MORÁN MONTOYA

La literatura fantástica se creó en su mente, desde muy pequeño, que, a través de sus vivencias extrañas ocurridas en su vida, lo llevó a diferentes destinos para mezclar la ciencia en la literatura y crear su ciencia ficción.

Estudiaste farmacia y bioquímica en la universidad San Marcos. ¿Cuándo surgió tu inclinación a la literatura de la ciencia ficción?

Desde que nací con mis hermanos (9), recreábamos historias de aparecidos bajados de planetas fugaces, que se escondían detrás de las puertas y nos dejaban mensajes con voces en los esquineros de los corrales. Custodiábamos las telarañas de las esquinas de las paredes porque mi madre nos contaba que en ellas estaban grabadas las voces de los antepasados. A los enanos que trepaban paredes verticales los ahuyentábamos con tronazones de ollas. Fu Manchú nos tenía tomados del pescuezo. Jamás supimos quien tocaba el piano justo a la medianoche y quien correteaba por los patios sin zapatos a esas horas. Con mis hermanos hacíamos cine de ficción debajo de las camas.

Flash Gordon y la princesa Dalia era nuestra serie favorita. Y la ciencia ficción me siguió de por vida. No hay nada más interesante que ver microorganismos en un microscopio. Nosotros pequeños seres flotantes vemos el cosmos a través de una ventana tachonada de estrellas. Ya de por sí el ser humano es “ciencia ficción”. Nadie se explica como un ser “monocelular” termina en lo que somos ahora. El Big Bang, le dicen.

Escribes cuentos de terror y suspenso. ¿En qué te inspiras para poder dar inicio a una obra?

Por las “Tijeretas corta almas”. “Terror y suspenso” que nos envolvían cuando cada semana una bandada de lechuzas pasaban chirriando los techos de calamina de la cuadra de mi calle, en Sullana. Sin luz eléctrica, nos encogíamos debajo de las almohadas, rogando al Dios Creador que no le suceda nada a algún familiar. Pero estas lechuzas eran certeras siempre había algún vecino que moría. ¿Coincidencias? ¡Solo Dios lo sabe! Los “enanos enamoradizos” de niñas, era otro problema. A las doce de la noche, se les rodeaba de excremento, para ahuyentarlos. Increíble, estos enanos eran “asquientos”.

En Sullana, también se comentaba, que había casas que les “llovían piedras” o mujeres que a las 12:00 se convertían en “chanchos” y que en el cementerio los difuntos salían a charlar los días jueves de cada semana. El tema es largo y hasta ahora llevo mi casa y mis muertos en mis bolsillos.

Desde Sullana el lugar que te vio nacer, has viajado a diferentes naciones ¿Qué país te recibió bien y donde recopilas mejores historias para tus trabajos?

Recibí cursos de extensión en mi facultad de Química Orgánica y tratamiento de “aguas industriales”. De ahí una empresa me contrató para trabajar en varios proyectos. Alimentos para pollos, antioxidantes para “harina de pescado” y luego en el Departamento de Desarrollo e Investigación de adhesivos industriales y domésticos. Constantemente viajaba al extranjero a recibir cursos de entrenamiento. En USA observé. las plantas y laboratorio de primera línea. En Centroamérica tomé cursos de administración de empresas. A Europa fui para ver en funcionamiento industrial del proceso de caucho natural e hilos de nailon. En el retiro me aventuré en trabajos propios me rompí las narices en las municipalidades y los humillantes improperios de los fiscalizadores. Felizmente la lectura, la poesía, la narrativa me salvaron de estos sinsabores.


Fuera del Perú, en un hotel en que te hospedaste ocurrió una muerte…

Por razones de trabajo tres meses al año viajaba (venta de adhesivos) a Bolivia. Mi recorrido habitual: La Paz, Cochabamba, Santa Cruz. En una de mis paradas en Cochabamba me alojé en un hotel del centro y no tuvieron mejor idea que darme las llaves de un cuarto donde recién había fallecido un ciudadano israelí. Pasaron varios meses para borrar su cara de mi carden mental. Felizmente logré comprender que la muerte a uno lo acompaña hasta el final de la vida. El mito de Sisifo cargando una piedra sobre su espalda hasta la cima, que es la muerte.

Entrevista publicada en
el diario “Expreso” Sección cultural,
Pág. 24, sábado 15 de mayo del 2021