domingo, 26 de diciembre de 2021

Jesús de Nazaret: Navidad en tiempos de pandemia

A Jesús de Nazaret, le contaron, su padre José y su madre María, que le pusieron ese nombre porque había nacido en un pesebre, un veinticinco de diciembre. Él aceptaba con humildad su pobreza y, la verdad, eso no le molestaba, si no fuera por los muchachos de su pueblo, quienes al verlo lo lastimaban, por andar suplantando al verdadero hijo de Dios. Y, que él supiera, nunca quiso suplantar a nadie, a menos que sus padres lo hubieran engañado con la fecha de su nacimiento. De modo que si le dijeron que había nacido un veinticinco de diciembre. era más que suficiente. Que era pobre, eso no era discutible, pero no soportaba ver a su pueblo lleno de zanjas abiertas llenas de muertos, por virus mutantes que viajan impunemente por el aire.

Para evitar que la --pandemia creada por los científicos dominados por el lado oscuro de la mente humana-- lo afectara, se confinó en su cueva de la Loma de Mambré a vivir en cuarentena forzada. Una noche, sin saber de dónde, apareció un monstruo verdoso y gigantesco que se movía velozmente y rebotaba multiplicándose en millones de monstruos verdosos y gelatinosos que fugaban por la boca de la cueva para invadir y crear la muerte por el mundo. Jesús de Nazaret se puso de lado y se protegió entre su burro y su buey. Y les preguntó: ¿Qué es lo que les gustaría que hiciera por el pueblo en que nacieron? Y el burro y el buey, contestaron: ¡Una navidad libre de bichos verdosos y mutantes que matan por asfixia! Jesús de Nazaret esa noche no durmió y, antes que reventara el sol, se levantó y salió a caminar por el mundo.

La gente comenta que a Jesús de Nazaret lo ven en cualquier rincón del orbe, vestido de blanco, con mascarilla y arrastrando hileras interminables de balones de oxígeno. También lo ven en carpas y hospitales, curando y enseñándoles a unos el camino al cielo y a otros llevándolos a sus casas, totalmente curados. Sabe y sufre que en esas navidades las familias estarán separadas, y que los niños cantarán solitarios villancicos sin letra ni música. Jesús de Nazaret ya no se siente odiado y es recibido con cariño, con su bata blanca y mascarilla en todos los hogares del mundo.

¡Al fin se sintió útil y lloró de felicidad!

Eduardo Borrero Vargas
Diciembre 2021
Sullana

domingo, 5 de diciembre de 2021

Certificado de reconocimiento desde Argentina

 

Certificado de reconocimiento de Arte y Literatura Interplanetarias "Inspiración Creativa Poética" a Eduardo Borrero Vargas - Perú por participar en la antología poética de "Argentina" en español e inglés con escritores argentinos y extranjeros invitados de la escritora y poeta argentina Dra. Ana María Manuel Rosa.

San Rafael (Mendoza - Argentina) 03 de diciembre de 2021

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jueves, 2 de diciembre de 2021

Cuento "Sordera humana"

Leopoldo Perdigón, caminante sempiterno, recordó de golpe un día la confesión de sus padres: que él había nacido en Sullana, en una noche de agosto de un año lluvioso. Tampoco sabía los años que cargaba a sus espaldas. Se sentía saludable pero su mente descontrolada, en lugar de orientarle, le hacía sentir como si en su interior habitase un trompo que giraba y giraba sin parar, hasta convertirlo en esclavo. En pocas palabras, reconocía que era esclavo de su desorden mental. A veces, se veía caminando cabizbajo por la largura del río Chira o a veces entusiasmado recorriendo las concurridas calles de Nueva York, Madrid, Paris y otras, por pasajes donde se avistaba el mar y los horizontes de quién sabe qué continentes. Otras veces, caminaba recto durante largas jornadas y regresaba repisando sus huellas para no perderse.

Y lo más raro es que no se acordaba si sus interminables caminatas duraban un minuto, una hora, una semana, un mes, un año o miles de años. Y en esas infinitas caminatas no cesaba de escucharse a sí mismo: Bendita sea, caracoles y rayos. ¿Estados de ánimo? ¿Conflictos internos? ¿Identificaciones? ¿Confusiones? ¿Infracciones? ¿Cómo, entonces, reaccionar, si al tomar una línea recta se descubre que es falaz y a partir de ese instante te ves obligado a zigzaguear, sin poder retroceder para enmendar el rumbo? Entonces, escribir poesía o cuentos o novelas o graficar historietas, ¿sería una salida honorable? ¡Grandioso humano investido de humanidad, si no haces eso, estarás condenado a vivir en soledad! ¿Regresar al vientre de la madre tierra, es una solución facilista? ¡Si no aciertas en tus divagaciones, seguirás ciego de mente y sin saber, si valió la pena caminar hacia una meta incierta!
¡Estado de ánimo, como no asirte del gañote, sacudirte y tirarte al poste de vida!



Eduardo Borrero Vargas
Edición “GENERACIÓN BICENTENARIO”
Cuento “Sordera humana” (Pág. 32 - 33)