domingo, 9 de octubre de 2022

EL HAZ Y EL ENVÉS DE LOS PUEBLOS…

EL ENVÉS DE SULLANA

Aunque se desconoce el año o el siglo de los siglos perdidos en la memoria, cuál Tallán la narró, es de creer que sucedió así, porque sigue grabado en la memoria de los descendientes que aún cruzan por esos arenales calenturosos. Se cuenta en las sagradas leyendas tallanes que un día, que no se puede determinar porque en esos albores no había días ni semanas como los conocemos ahora, sino simplemente siglos que pasaban de largo encajándose naturalmente en la continuidad del quehacer humano, los tallanes convocaron a todas las aves y animales de la comarca. A las aves les encomendaron buscar una lomada cerca de un río caudaloso y que la demarcaran defecando sobre ella. Sitio exacto, donde ellos, más tarde, levantarían sus moradas. A los animales les encomendaron que una vez asentados en ese lugar ocuparan bosques, valles, holladas, quebradas, cuchillas, cerrerías, “ojos de agua” y se multiplicaran por los alrededores donde encontrarían sana y abundante comida. Así pues, prosigue la leyenda oral referida, “seremos confrontados con gente del otro lado del mundo. De nuestra chicha de maíz alborotadora beberán los dos pueblos, nos mestizaremos, pero prevalecerán nuestras costumbres y nuestras voces serán cantarinas y pausadas con precisos e inocentes ¡guas! Y los ojos siempre mirarán al envés, porque de ese lado converge nuestra naturaleza”.

He aquí que se cumplió lo narrado oralmente por ese tallán. Esa comarca, después de muchos deslindes de “toponimólogos”, concluyó que esa lomada llamada Sullana debería llamarse Sullana. Grata la noticia, porque nos dio derechos y una identidad muy curiosa, que no la tienen otros pueblos, la de ver más allá del envés. Ciertamente, para dejarlo bien sentado, al nacer Sullana el gentilicio de “Envés Sullanero” ya es parte de nuestras herencias. Entonces, queda en claro que los sullaneros al ser miradores del envés vemos las cosas de una forma distinta o peculiar. Esta peculiaridad nos encamina a ser fabuladores, cuenteros, noveleros, historiadores, chamanes, imagineros, moneros, poetas, músicos, cantores, pintores, compositores, maromeros y sujetos presa de temores, fantasmas y aparecidos. Vivimos atravesados por un río generoso pero repleto de iras y de árboles, de arbustos y flores insondables. No nos encorajinamos si nos llaman burros, caballos, mulos u otras expresiones alusivas a los animales, pues eso somos, animales pero inteligentes y creativos. Ese es nuestro mundo rayano a la locura, pero somos libres como una cometa soltada al viento.

Lo escrito arriba es una manera de prepararlos a ingresar a lecturas fantásticas o llamémosles “Cuentos Irracionales”, “Cuentos Patéticos”, “Cuentos Distraídos”, etc., ya que ninguno de ellos está sujeto al tiempo, a la rigidez de la realidad, a la memoria traicionera. Simplemente, son juegos virtuales que aparentan ser verdaderos. Ustedes, quienes los lean, sacarán sus conclusiones. Y a estos sullaneros, se preguntará mucha gente, ajena a nuestro universo… ¿de dónde diablos les viene el envés?

Eduardo Borrero Vargas