lunes, 30 de enero de 2023

Novelista peruano viaja más allá del tiempo

Eduardo Borrero. Letras y diversión

Al recrear la narrativa cinematográfica de los 50 y 60, el autor salta a diálogos que parecen rendir homenaje a la fantasía de esa época. Como dice el editor Julio Benavides, es palpable el legado de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Oswaldo Reynoso.

Por César Rojas Vidarte.

Desde tónica ciberpunk hasta seriales de los 60 en “El revés del círculo de Babel”

Cuando uno lee “El revés del círculo de Babel. Memorias de Chacarín Babel”, en realidad atraviesa una aventura donde el terror de la muerte es pretexto para vivir lo más vivible. Un viaje donde se mezclan causas del siglo XXI con la estética del Hollywood de hace siete décadas.

«No volverán tus ojos a mirarme. Ni tus oídos», es una línea aparentemente simple, pero que encierra la redundante contradicción que Eduardo Borrero utiliza de todas las formas posibles en esta nueva obra. La nada luego del todo, no solo respecto al ser amado como pareja, sino como al camarada compañero de combates.

Aventura

Al estilo de la contemporáneamente maravillosa historia Ciberpunk, el autor no tiene reparos en mezclar drama con nostalgia, humor con energía, y brevedad con una larga, pero nunca lenta expresión. Las aventuras de Chacarín no son poca cosa.

Chacarín no es un alter ego. Chacarín es un personaje de novela, de pulp, de serial de los años 60 y 70. Primero su huida, y luego su enfrentamiento a los diabólicos querubines (quienes no le quieren dar tregua, pero terminan pidiéndola), son un deleite para el cerebro y el corazón. Gracias a la colección Péndulo de Arena, la Editorial Vicio Perpetuo, trae la evolución de Borrero. En cada página, en cada línea y en cada palabra, se nota que Borrero se divierte y es imposible no contagiarse de esa diversión.

Diario Expreso de Lima
3 de enero 2023

martes, 24 de enero de 2023

EDUARDO BORRERO: DOS NOVELAS DESDE EL DISTANCIAMIENTO INTERINO

La novela, siempre, entre otras cosas, expresa un síntoma social. Se pueden medir en sus expresiones: los diagnósticos de las enfermedades y de las esperanzas sociales, los sueños y las frustraciones individuales; en resumen, el pasado y los fantasmas, de toda una colectividad convergen en un discurso narrativo, se elevan en sus demonios, en su respectivo presente, y se proyectan hacia el futuro inmediato.

Armando Arteaga

La asimilación teórica y práctica de la novela piurana está en efervescencia. Se mueve ya en los más complejos efectos para abordar la realidad vigente, tanto en el manejo del lenguaje como en la participación del intelectual en los procesos históricos de su vida social. El género comienza a zafarse de los límites del realismo, para entrar en los efectos de una ficción que busca lectores con una conciencia cada vez más representativa.

Eduardo Borrero Vargas, pertenece a ese discreto grupo de narradores que busca un auténtico y masivo espacio dentro del reconocimiento global por agendar los temas de la tradición con la modernidad. Todos los acontecimientos que hieren la sensibilidad de una época esperan ser reconocidos como temas para el clima épico o lirico del discurso narrativo, que persigue una temática local, regional y/o universal. Piura tiene historia pasada y “maldición” presente innombrada para manifestar definitivamente sus propios criterios de lectura y de ficción con el mundo.

Como sabemos los antecedentes de nuestra novela regional configuraban el estándar de la llamada “novela social” que reivindicaba las técnicas de las novelas realistas, algunas con intensiones populistas. Con el paso del tiempo, algunas resultaban arcaicas ya para estos escenarios frívolos y modernos. Por este peso, en la propia censura agotada contra los temas agrarios, resulta interesante encontrar un narrador que tiene interés por los caminos y las latitudes del “realismo histórico”.

Eduardo Borrero Vargas, a pesar de su “distanciamiento interino” con el agrarismo rural y un determinismo semiurbano -de cambios- tiene una gestión aperturista hacia la ficción de renovación esencial, y prometedora por los nuevos experimentos. En su novela “El retorno del capitán Peche Pereche” (2022) no pierde de vista en su lenguaje pulcro y mistificador, experimentando con el tiempo y la memoria, la metáfora histórica imaginaria del triste país nuestro, que bien describe Ricardo Gonzales Vigil en su presentación: “Resulta admirable cómo Eduardo Borrero Vargas infunde vida a un personaje de tanta riqueza psicológica como es el capitán Peche Pereche. Accedemos a su mundo onírico y dotes parapsicológicos (vinculados a lo real maravilloso); a sus recuerdos a lo largo de una agitada existencia consagrada a un duro bregar a favor de los intereses peruanos, en el contexto local y nacional (que va de la Guerra del Pacifico, hasta inicios del siglo XX) de traiciones y ambiciones dictadas por las componendas del poder político y económico, no importa si hundiendo al país en un descalabro que no tiene fin…”

Ya en toda esta narrativa de Eduardo Borrero Vargas, desde su anterior novela “Tras la huella del Capitán Peche Pereche” (2014) se advierte su carga voluntariamente cognoscible de expresar acaso una añoranza perennemente recordada por la ciudad de Sullana. Exigiendo del lector la reconstrucción del tiempo histórico y su contexto, pues la novela impone una visión fantástica.

El círculo de Babel

En otra de su sorprendente novela “El revés del círculo de Babel. Memorias de Chacarín Babel” (2022) recurre más bien a su narrativa lúdica fantástica, de artificios borgianos, y cerca del “Ulises” de Joyce. Algebra para jugar con el tiempo, acción narrativa dispersa para germinar acciones, unos de racontos, otros de monólogos interiores, de descripciones inesperadas, y una inclinación aceptada por las técnicas narrativas modernas. Chacarín Babel, es el adolescente que retrata en los recuerdos colegiales su figura con la magia del cine, y un humor que corroe los mundos sensitivos peculiares, que por momentos parecen mundos cortazianos y cartesianos.

Seguramente, no abordo en esta vista panorámica toda la temática del laberinto invisible de Borrero, en torno a su lenguaje, a la relativa novedad experimental “a secas” de lo que trae el suceso novelesco de la ficción en estas dos novelas, que celebro, y reflexiono, recordando a Ortega y Gasset: “La novela en vez de morir, alarga su vuelo en nuestro país”. En Piura, región propensa para lo mágico, lo hechizo, lo real maravilloso, queda todavía mucho espacio para la novela, con tiempos futuros, de increíbles lecturas, mientras en la escala infinita desde los tiempos interiores donde sobran personajes novelescos como Peche Pereche, se vive todavía el recorrido fantástico, macondiano, piuranisimo.

Hay que decir ya que Piura vive el mismo interés del mundo por seguir buscando novelas que estremezcan su tiempo, su historia, su vida misma. La novela siempre busca divertidas polémicas, conversaciones para irritar a prójimo, discusiones que terminaran en manifiestos políticos, para evitar la potestad de dejar al crítico como si fuera un oráculo social. La tentadora opción del exilio y el desencantamiento literario empieza en Piura a dar tentadores resultados en su narrativa.

Armando Arteaga
Artículo publicado en Semana,
Diario El Tiempo, Piura. 
Domingo 22 de enero del 2023.

sábado, 21 de enero de 2023

EL REVÉS DEL CÍRCULO DE BABEL

CARLOS GINOCCHIO CELI: Narración de ciencia ficción en el costumbrismo piurano, sullanense diría, que nos traslada a espacios insospechados, con una imaginación desbordante – como es característico del género – con un personaje – Chacarín – que figuro tiene el alma del autor y de muchos de sus compañeros. Disfruté la novela, especialmente porque te traslada por una senda que recorres sin esperar que vendrá a continuación. No es una obra regionalista, se acomoda a la correcta definición del inglés, y mejor definición del género: ‘ficción científica’, y como manifestaría Ray Bradbury: “Somos una imposibilidad en un universo imposible”. Gracias, Eduardo, porque a la vez que he gozado con las aventuras de Chacarín Babel – un TinTin moderno – me he divertido con las escenas (yo leo y vislumbro) de sus compañeros de colegio y sus apodos, propios de la picaresca – si se puede llamar así – piurana. Invito a leer esta genial y singular obra, que rompe con la monotonía de la piuranidad, y la incorpora a un mundo infinito de sensaciones y apariciones. La aparición de Babel es inigualable y esplendorosa, y las reflexiones derivadas de la misma vigentes y expresiones de nuestra situación actual.

• Aquellos que no miran directamente a los ojos es porque algo sucio esconden. Los ojos son el reflejo fiel de la pureza del alma. Cuanto más libre eres, más sano eres.

• Los tartamudos, cuando son hostigados, sueltan la lengua ya sea cantando y con la lisura, y la fuga, en respuesta a sus frustraciones.

• En toda pelea de perros el que ladra con más intensidad es el primero en correr.

• La petulancia es el escondrijo de aquellos a quien nada les respalda.

• Bien se dice que todo lo que se inicia con maldad, termina revertido hacia las personas dañadoras.

• Para Chacarín, todo pensamiento, agradable o desagradable, tenía sus olores peculiares.

• ¡Bienvenidos a Babel, la ciudad bíblica! Contradiciendo el letrero, lo que más le preocupó (a Chacarín) es que en esta supuesta ciudad bíblica llamada Babel, todos hablaban en el mismo idioma y que los edificios eran invertidos. Una vez llegados a su destino, otro conserje les condujo hacia una puerta manejada a botoneras y luego enfilaron hacia la puerta de un bunker, donde otro adusto conserje les revisaba el ticket que les habían entregado en el aeropuerto y luego les señalaba al conductor del vehículo encarrilado en rieles. Tal vehículo evidenciaba que a través de un ducto los irían bajando, en los paraderos o codos, numerados del 1 al 614.

• A Chacarín le fue fácil deducir que el número pintado en los codos correspondía a los departamentos que en adelante ellos ocuparían. Y él, lleno de curiosidad, inocentemente preguntó en voz alta: ¿Y a cuenta de quién a mí me ha tocado el 614? Y otra voz, más fuerte y contundente, no demoró en responderle: ¡Señor, dese por bien servido, es el penthouse invertido del edificio, de ahí usted podrá observar los amaneceres y atardeceres del infierno! ¡Disfrute de su estadía! ¡Y alégrese que la suerte es aleatoria y podría ser que para la próxima vez le toque la habitación 1 y sería terrible que su visión alterada lo condujera a volar sin punto de parada, por la eternidad azul!

• ¿Por qué la clínica se llamaba clínica Babel? ¿O es que la clínica pertenecía al circuito de las clínicas experimentales, en las que sin consentimiento del paciente les implantan circuitos distorsionadores en el cerebro?

• Chacarín jamás entendió los comportamientos indeseables del ser humano, porque el hombre, a su entender, no fue diseñado para andar emboscándose o tejiéndose trampas con las telarañas de las bajezas. Por lo que había leído, entendía que el hombre, al estar en la etapa superior de la creación, debería ser un ejemplo de equilibrio en su comportamiento. Sin embargo, empujados por la ambición, el poder político y el jugar a ser dioses menores, los humanos terminan siendo crueles, pero tan crueles que son capaces de beber sangre en los cráneos de sus enemigos.

• Pero, ¿cómo enfrentar el fanatismo que enceguece y embrutece la inteligencia del hombre y lo conduce como rata a dinamitar lugares públicos, escondiendo la mano y la cara, sin importarle el regadero de sangre que va dejando en esas acciones innobles? ¿Qué se siente al no dar la cara y usar documentos falsos ¿Ganar el manejo de un país o almorzárselo, con el pretexto de que de las cenizas nacerá un nuevo amanecer?

• La mente popular es una fuente inagotable de cambios de actitudes colectivas y que, gracias a esos afanes de renovación, ellos de por sí crearán los mecanismos perpetuos, para mantener incólume esa llama viva que les permitirá ver el mundo con entusiasmo y optimismo.

• De pronto, se le vino a la mente, como un alud, el recuerdo de su padre: hombre culto, lector obcecado, quien murió en el manicomio, con el libro Ulises, de Joyce, entre sus brazos, y con una nota escrita a puño que decía: Treinta años he leído este libro y caí en la trampa; porque ese maldito irlandés lo escribió en la isla de los lotófagos, en pleno estado de alucinación. Alucinado he muerto, por la necedad de querer encontrar una respuesta coherente, pero todo ha sido en vano, porque ese libro de páginas inacabables está escrito para que nadie coincida en su final. Cada persona que se atreva a leerlo será por su cuenta y riesgo. Es como si este irlandés de marras nos hubiera querido regresar a la Torre de Babel y al salir de esa torre infernal nadie se pondría de acuerdo, las interpretaciones serán infinitas. A mi hijo, por un pecado de inocencia o de soberbia, puede ser, lo bauticé con el nombre de Ulises; espero que la maldición irlandesa no recaiga sobre su cabeza.

El Revés del Círculo de Babel, Memorias de Chacarín Babel.
Eduardo Borrero Vargas
Colección Péndulo de Arena, 2022.


Carátula del libro "El revez, del círculo de Babel"
de Eduardo Borrero Vargas

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lunes, 9 de enero de 2023

Literatura y gastronomía: entre la ficción y la realidad

Entre los diversos elementos que conforman la realidad peruana, la literatura ha tomado en cuenta nuestra riqueza gastronómica para lograr escenas de mayor verosimilitud. No cabe duda de que, al leer un cuento o una novela, reconocemos su procedencia regional gracias a la descripción de potajes emblemáticos que en ella se pueden encontrar.

Así, por ejemplo, Eduardo Borrero Vargas escribe: “El almuerzo a degustar sería el llamado Patriótico: tamales de maíz pelado, chicharrones, pepián, cancha tostada, mote, patasca, chifles, carne seca, zarza de cebolla desflemada en limón y de postre los famosos buñuelos de yuca rociados con miel de chancaca. Todos con servilleta al cuello, no dejaron de manipular los cubiertos. Al final del atracón, tomaron varios sorbetes del anisado del alambique del señor Bolo Aguirre” (2022, 79).

Cualquier peruano, principalmente de la costa, se sentiría muy complacido de compartir el llamado Almuerzo Patriótico, donde los chicharrones y los tamales juegan un rol de firmeza en el sabor que identificamos como nuestro.

Hernán Fonseca del Castillo nos delata con: “Querían comer sabroso. Seleccionó uno que ofrecía “sopa de picuro”, como segundo “carachupa” al horno, plátano asado y una jarra de chicha de jora” (2019, 54).

Incluso, Fonseca coloca dos pies de página para indicar que el picuro es un animal que vive en el monte (selva) y su carne es muy deliciosa; mientras que la carachupa es un tipo de zarigüeya llamada también mucamuca. Como podemos percibir, son potajes típicos y -distintivos- de nuestra Amazonía.

Pero mientras Fonseca nos relata una escena amazónica-urbana, Francisco Carbajal nos describe una escena del espacio amazónico urbano-rural:

“Los Huamán discuten: …Hagamos plátano con café …Mejor arroz con huevo …Chocolate con yuca o mejor chocolate con plátano frito… ¡Qué rico! -murmuran- (2013,15).

Es el espacio amazónico que ha sido ganado -colonizado- desde los Andes. Por el contrario, Dante Castro nos narra una supervivencia del personaje José Perla en pleno monte amazónico: “Desarmado y sin rumbo, buscaba las trochas que lo trajeron a las tierras del aguajal. Comía lo que aprendió a escoger con las huanganas, bebía ahí donde lo hacían los monos” (2017, 49)

Nicolás León Cabanillas, utilizando la narración en primera persona, relata su viaje por el sur del Perú y de la región sudamericana. Encontrándose en Arequipa dice:

“Ubiqué el mercado de San Camilo, de frente me fui al segundo nivel, a un pequeño y acogedor local donde tomé un suculento caldazo levantamuertos, rachi de panza” (2015; 23)

A partir de lo escrito por León Cabanillas podemos desarrollar dos ideas. Por un lado, la diversidad gastronómica del Perú no es solo producto de la naturaleza o la geografía; también de las clases populares que existen en nuestra sociedad. La utilización de jerga como “caldazo” -para indicar un plato de caldo- no solo es por el tamaño del plato, también por la calidad del producto. Un “caldazo” representa un sabor extremadamente agradable, un “cevichón” o un “tamalazo”. Y, por otro lado, como se dijo, el origen popular. El buen caldo lo ingirió en un puesto del mercado. Lo pudo haber hecho en un puesto de comida callejera. El “anticuchazo” es más delicioso en carretilla (con su emoliente con limón).

En esa misma dirección del recuerdo gastronómico se ubica James Rojas Bazán, quien narra en Tarapoto llegó al restaurante “La Banda de Shilcayo”, cuyo propietario era Roger Pinchi, Rojas indica: “En este caso, la calidad, cantidad, buena atención y amabilidad del propietario eran las cartas de presentación más que suficientes para recibir una masiva concurrencia de pensionistas y ocasionales visitantes nacionales y extranjeros” (2021; 43-44)

Nuevamente se destaca la calidad y la cantidad. Se dice que los peruanos comemos en plato hondo y con cuchara. Parece que el tenedor y el plato tendido son elementos de distinción y estatus social. Comemos como camioneros y bebemos como músicos.

Pero, quien nos regala un pasaje muy interesante es Jorge Rendón Vásquez: “La comida fue abundante, como era habitual en la casa del señor cura. La acompañó un vinillo malamente alterado por el cañazo que le habían agregado para evitar que se picara” (2015; 28). No cabe duda de que en cualquier pueblo del Perú el mejor lugar para comer es en la casa del alcalde, del gobernador o del cura. Jamás visitan al profesor a la hora del almuerzo.

Además, nuestra gastronomía ha sido emparejada (más allá de lo comercial) con una bebida gaseosa. Mario Suárez Smich escribe: “En el frigider debe haber Coca e Inca Kola. Para mi Inca; Blanca prefiere la Coca, por eso Víctor compra las dos. ¿Cuál te gusta a ti? (2021; 41).

El educador y cocinero profesional, Luis Rodríguez Espinal, indica: sobre el cocinero callejero, que: “No tienen local, no se llevan con los municipios, el sol y la lluvia los castiga, no tiene donde sentarse, no tienen gratinadora ni batidora, no usan zuecos. Las combis, los raqueteros y barras bravas siempre están acechándolos, no poseen la suerte de haber estudiado un curso de cocina, tampoco tienen seguro ni gratificación” (2013; 102).

La manera romántica de presentar a los cocineros callejeros que podemos observar en diferentes informes televisivos no tiene en cuenta los aspectos más importantes que ha descrito Rodríguez Espinal. Nos quedamos con el producto final y perdemos de vista las formas de producción. Quizás porque no es bueno   para el sistema mostrar que los “emprendedores” no tienen hora de entrada ni de salida; sin seguro de salud y derechos laborales. La gastronomía peruana ha salvado miles de familias peruanas de la debacle. 

Bibliografía
Borrero, Eduardo. “El retorno del capital Peche Pereche”. Editorial Atalaya. Lima – Perú 2022.
Carbajal, Franklin. “El sendero de la Convención”. Vivirsinenterarse SAC. Lima – Perú 2013
Castro, Dante. “Demonio del monte”. El Muki. Editores. Lima – Perú 2017.
Fonseca, Hernán. “No conocí a mi padre”. Hipocampo Editores. Lima – Perú 2019.
León, Nicolás. “De Chorrillos hasta las playas de Río”. Arte Idea Grupo Editorial. Lima - Perú 2015
Rendón, Jorge. “Una ráfaga de amable brisa”. Tapuy. Lima – Perú 2015.
Rodríguez, Luis. “Cocino, luego existo”. Autor Editor. Lima – Perú 2013.
Rojas, James. “Historias Ja, Ja, Ja” Autor Editor. Chiclayo-Perú 2021.
Suárez, Mario. “El carnaval de los espíritus”. Ediciones Altavoz. Lima – Perú 2021


Artículo escrito por el historiador
Augusto Lostaunau Moscol
Publicado en la revista “Avance”
Lima - Perú

sábado, 7 de enero de 2023

Desencuentros

Qué cruzados andamos, amada mía
yo metido en tus sueños de hoy día
y tú en los sueños de mis mañanas
¿Cómo ajustar mediciones confusas?
¿En las líneas cuando eran curvadas?
¿Es ahí adonde debemos reunirnos?
cómo, dilo, si el tiempo es diagonal
si aún ni siquiera hemos respirado
Sé que nos maltratamos hiriéndonos
como si poseyéramos ojos quebrados
reclamando por amores no llegados.
Quizá una mañana del pasado mañana
nos reunamos en una amplia llanura
en que mudos nos regalemos ternura.
Poemario “Caja de sueños” (Pág. 33)
Eduardo Borrero Vargas
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martes, 3 de enero de 2023

Los tres Reyes Magos en tiempos de post pandemia

Melchor, Gaspar y Baltasar asesorados por el Organismo Mundial de la Salud dejaron de lado el camello, el caballo y el elefante. Se multiplicaron en miles de miles para llegar a todos los pueblos del mundo en aviones tan veloces que ni los virus mutantes y verdosos del COVID 19 y sus nuevas formas mutantes, lograrían atajarlos. Con este “ARDID CRISTIANO”, los niños del mundo tendrán la oportunidad de recibir la mirra, el oro y el incienso, que mágicamente se transformarán en juguetes tan maravillosos y variados, que este seis de enero gozarán, abrazados con sus regalos, en las cunas y en los patios de sus hogares. ¡Niños del mundo los Reyes Magos están a salvo¡

Eduardo Borrero Vargas
Lima, martes 03 de enero del 2023.