Tiempos de avíos agrícolas
(Gaspar
Augusto)
Los
recuerdos llegan a nosotros camuflados a través de noticias dolorosas. Esta
hipótesis es confirmada por el doloroso artículo publicado por Lilian Houghton
Hidalgo, días atrás, sobre la prematura muerte del joven Augusto en un canal
vía que va a Catacaos. Este incidente me provocó tanto dolor que me hizo
retroceder en el tiempo, cuando en todo el departamento de Piura y en Sullana
(mi tierra) se sembraba algodón. El valle del Chira -el más productivo por su
famoso río Chira que llevaba agua todo el año- abasteció de algodón a USA
durante la guerra de Secesión en Estados Unidos, para confeccionar los
uniformes de los confederados.
Recordemos
que Georgia estaba envuelta en batallas. Uno de los grandes sembradores de algodón
en nuestra tierra fue un señor apellidado Sears. Por eso es que el tren de
Piura, Sullana y Paita era de vital importancia, para cargar las pacas de
algodón al puerto de Paita.
He allí
que los medianos y grandes sembradores de algodón recibían para sus campañas
algodoneras los llamados “Avíos Agrícolas”. En el caso de mi
padre, para sus fundos llegaban por intermedio del Banco Internacional. Parte
de esos fondos eran utilizados (después de las restas y sumas) para las compras
en el famoso bazar “Gaspar Augusto”. Allí se vendía telas para camisas, pantalones,
vestidos, zapatos, juguetes, bicicletas, triciclos y cuanto fuera necesario
para sobrevivir hasta la próxima campaña algodonera.
Lilian,
sé que has sentido hasta dolerte el alma la muerte del joven que fue arrastrado
por la corriente. Él ahora está en el cielo. Igualmente, la vida nos hace
arrastrar una Cruz Viva escondida en alguna neurona refundida en un recodo de
nuestro vasto cerebro. Dios tenga en su gloria al joven llevado por esas
corrientes traicioneras. Los tiempos algodoneros ya pasaron, raudos, a nuestro
costado. Ahora solo nos toca vivir nuevas historias. El tiempo nos abruma y
confunde, por eso tengamos los cinco sentidos alertas. Demos gracias a Dios.