miércoles, 19 de abril de 2023

Mundos imaginarios

Sentados en una encrucijada, un sabio y un conocedor de las sagradas escrituras, intercambiaban opiniones relacionadas con la creación del hombre:

- ¿Sabe cuál es la grandeza del hombre, mi querido docto en leyes divinas? –preguntó intempestivamente el sabio.

- ¡Haber sido creado por Dios! – contestó el conocedor, sin demora.

- ¡No… y no! ¡Está errado de pies a cabeza! ¡La grandeza del hombre reside en su capacidad de crear mundos imaginarios! –reaccionó el sabio remarcando las palabras.

- ¡Pero lo que usted afirma es consecuencia de la creación! Si no, ¿de dónde? A ver dígamelo, sí, dígamelo –se defendió acremente el conocedor.

- No estoy seguro. No estoy seguro, de lo que usted defiende con tanto ardor. Quizás sean mecanismos de escape o de compensación, dejados por su Dios al ver la tremenda imperfección del ser humano.

- ¿De qué imperfección me habla? ¡Dios es infalible! – respondió fastidiado el conocedor de las escrituras.

- Sí, sin lugar a dudas, tiene toda la razón, Dios es tan infalible que el hombre intuye que desaparecerá tarde o temprano. Pero, gracias a su inherente capacidad de crear mundos imaginarios, el hombre se inmortaliza a través de ellos; de eso se trata y no de la muerte física.

Y la respuesta del conocedor de las sagradas escrituras, rodó por el envés del mundo.

Eduardo Borrero Vargas (Perú)
Lima, lunes 21 de noviembre del 2022
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