Asdrubal,
después de haber leído Alicia en el País de las Maravillas, reclamaba con justo
derecho por qué a él lo tenían que llamar orate. Y cumplió su amenaza de
escribir una nueva versión de Lewis Carroll a la que le pondría como título: La
razón en el País de los Sinsentido. La novedad de Asdrubal es que su obra
literaria por estar impresa en un formato nunca antes usado es apenas visible
y, por no estar escrita con letras convencionales sino con signos parecidos a
flechitas diminutas de colores diferentes, ha tenido un gran éxito comercial.
Las librerías han roto record de ventas, se ha replicado en todos los idiomas,
y las imprentas no se dan abasto para suplir la demanda mundial.
Indiscutiblemente, los expertos libreros la consideran la belleza literaria más
vendida en la historia, desde que el hombre aprendió a escribir historias
largas y pequeñas.
Tal es el
éxito de Asdrubal, que no cesa de dar charlas por las principales ciudades de
todos los continentes, explicando con ardor y claridad el porqué del sentido de
su monumental obra. Lo contradictorio de esto es que los asistentes van
vestidos de conejos, orugas, cerdos, sombreros, naipes, tortugas, langostas y,
atiborrando el auditorio, no cesan de cuchichear y de aplaudir sin respiro.