A los
piuranos de adentro se les da por los soponcios y chucaques repentinos. Y
es que sus rotantes neuronas no están acostumbradas a los tumultos, rocas con
gente extraña o a expresiones soltadas sin ninguna intención maligna. Pronto se
sentirán aludidos. Las angustias y las tronaderas de estómago
los asaltarán y pedirán un rincón para ocultar sus vergüenzas repentinas. Y el chucaque
a la expectativa les ingresará como catarata de aguas filosas a sus ya
atormentados cerebros. No piden auxilio, ellos solos se la sudan. Cabeza baja
se acercan a los dueños de casa, les piden disculpas e inventan pretextos
absurdos para retirarse. Comadrita ¿Tan rápido de vuelta? Es que, a la Maltona,
se le dio por los soponcios y los chucaques. ¿No la ve? Si parece que
se estuviera sacando truenos de la mollera.