domingo, 9 de agosto de 2020

Dilemas culinarios

Los nacidos en las soleadas tierras del norte somos muy dados a ocultar o suavizar las expresiones de nuestro hablar cotidiano. En verdad, yo no sé si lo hacemos por tontos o por pura vergüenza. El hecho es que -si las cosas siguen así- estas terminologías, tarde o temprano, desplazarán a los modismos y a los giros idiomáticos regionales que tanto nos caracteriza. Las cosas hay que decirlas directamente, si es que no tomamos conciencia de esta realidad, nuestro acerbo, ingenio y hablar tan peculiar se perderán irremediablemente.

Este fenómeno también sucede en el campo culinario, tan de moda y de afanes globalizadores. En él usamos frecuentemente este doble discurso. Uno, en las fondas populares o en las chicherías con su distintiva bandera blanca. El otro, usado en los restaurantes emergentes a un paso de insertarse -o ya insertados- en el circuito de la difusión de la comida peruana del norte. Llámesele aventura culinaria o ruta gastronómica Tallán.

Imaginemos que a un paisano sullanero se le antoje comer un buen plato de “mero pasado por agua caliente”. Y uno de los tantos parroquianos, que lo rodean le aconseje, con buenas intenciones, ir a tal huarique (5 tenedores y 1 estrella Michelin, siempre es bueno dejar suelta la imaginación) renombrado de la capital. En su inocencia, el provinciano irá muy orondo al lugar sugerido. Con toda naturalidad llamará al mozo disponible, le pedirá el plato del antojo y le recalcará, porque los norteños somos repetitivos: ¡Oiga, señor mozo, y no se olvide de la “zarza arrecha”! Entonces, las miradas de los demás comensales se volcarán a su mesa y sentirá todo el asombro –y hasta el desprecio y la vergüenza ajena- del mundo. Desconcertado, llamará al mozo y le preguntará con notoria preocupación: ¿he dicho algo impropio? El mozo le responderá educadamente: Señor, no pida “zarza arrecha” sino “zarza de cebolla”. En su tremenda confusión insistirá. Y el mozo le dará la clave casi susurrando: porque la palabra “arrecha” es juguetona. Este ejemplo, un poco tirado de los pelos, les esclarecerá un poco, el por qué de los norteños al andar ocultando o suavizando expresiones típicas de su tierra.

Efectivamente, en el norte, la palabra mencionada tiene varias acepciones: juguetón, brioso, excitante, valiente, colérico, frustrante, entre otras. Por tanto, ¿cuál es el temor de los norteños de emplear sus propios modismos para pedir un plato regional? Sencillamente por adefesieros, volantusos o tontos supinos. Porque acá, en un restaurante o cebichería limeña, a nadie le molestaría saber que nuestra famosa “zarza arrecha” o “cebolla arrecha” es uno de los acompañantes preferidos para el pescado, menestras y otros platillos deliciosos. Es zarza fuerte sí, pero no deja de ser un excelente complemento. Además de ser un buen digestivo y depurativo, estimula el apetito. La preparación es simple: se toma una cabeza de cebolla roja y se desflema con limón y sal. Los pormenores de la preparación la pueden conseguir sin mucho esfuerzo en el norte.

Lo que reclamo es que debemos de tener el valor para rescatar este plato de la ignominia a que lo han sometido. Hagamos que este plato no sea un plato (“ciudadano”, podría ser, tómenlo como una ocurrencia) de segunda clase, aunque esto último muchos lo tomen como una apología a la exageración.  

Cuando quiero sacudirme de alguna depresión, ya que los norteños somos dados a estos decaimientos o soponcios intempestivos, voy a una Trattoría italiana y pido -con voz de varón entrenado- un “fettuccini a la putanesca”. En verdad os digo, es para compensarme -por lo bajo- de mi defecto al andar pidiendo las cosas a media lengua: ocultando o suavizando lo que torpemente creemos que son palabras indebidas. Así que, de aquí en adelante, cuando me encuentre cara a cara con expertos en alta cocina, no lo pensaré dos veces y cumpliré con lo ofrecido líneas arriba. Y sin preámbulos, en un arranque de audacia y temeridad, les preguntaré de frente, mirándolos a los ojos:

- Oigan, señores “cordon bleu”, ¿y la “zarza arrecha”?-

 No les podría vaticinar cual sería la respuesta de los grandes expertos cocineros, pero tengan la confianza que no será con tenedores y cucharones en ristre, sino con aplausos como premio a la puesta en valor de platos estigmatizados.

Eduardo Borrero Vargas - Derechos Reservados
(Publicado en diciembre del 2010)

Sullana y su futuro

 Sullana el futuro es nuestro
la Universidad es un anhelo
que los salobres piuranos
no se atreverán a quitarnos.

 Predecir el futuro de Sullana es una tarea pesada e incierta. Si bien hoy contamos con herramientas y mecanismos para graficar o configurar el desarrollo de un pueblo a través de cifras o planes de desarrollo y hemos superado la barrera de las comunicaciones con la globalización gracias la nueva tecnología; aún pronosticar o predecir lo que será Sullana en un futuro es realmente un dilema.

Entonces, ¿Cómo saber cuál será el perfil de Sullana en el año 2020 o más allá? Eso depende totalmente de lo propios habitantes del pueblo; el tomar conciencia de sus derechos es básico e indispensable. Formar grupos de ciudadanos técnicamente preparados es prioritario y que ellos asuman la responsabilidad de vigilar que la educación de las nuevas generaciones sea comparable a la de los países desarrollados. Recordemos que la educación es sinónimo de libertad y de ese manantial es de donde emergerán dirigentes de sólidas bases éticas y morales. Con ello conseguiremos que Sullana mejore sustancialmente y alcance a ser una ciudad confortable, saludable y urbanísticamente habitable.

Esta dirigencia de gente libre y consolidada con objetivos claros y definidos, será la muralla donde rebotarán los que quieran detentar cargos sin estar lo suficientemente preparados. Una vez derrotados los aventureros políticos, los demagogos, los oportunistas, los enfermos de poder, los mentirosos y demás gente acomodaticia; Sullana, tendrá el camino despejado y recuperará su sitial perdido en la oscuridad por la desidia de las autoridades.

No crean que alcanzar lo que uno desea es fácil. Toda labor de esta índole cuesta trabajo y el trabajo que nos espera será complicado. No nos desalentemos, reforcemos nuestro espíritu de lucha con pilotes cimentados en el saber y el conocimiento. Y veremos que lentamente los oportunistas y aventureros irán desapareciendo de Sullana, en la medida que el pueblo cuente con instituciones eficaces y modernas. La educación, recalquemos, será la tabla de salvación de nuestro porvenir. Apuntemos en esa dirección.

Una vez encaminados en esa dirección, veremos el arco iris dibujado en el horizonte señalándonos que el rumbo es el correcto y que no lo debemos abandonar jamás. La educación una vez más habrá jugado a favor de los honestos y de los que en verdad quieren el progreso y desarrollo económico para las generaciones venideras. Sullana habrá de convertirse en modelo de desarrollo por la capacidad creativa de nuestra comunidad, sin ayuda del estado peruano: elefantiásico, indolente y depredador. Y levantaremos orgullosos pancartas con lemas, como:

¡SULLANA ERES GRANDE! ¡SULLANA ERES UN NORTE!

Desde luego, ya resuelta nuestra problemática principal que es la educación, nos atrevemos a bosquejar un dibujo, un perfil o una fotografía virtual de lo que sería Sullana en el tiempo. Nuestra percepción positiva del futuro estará más cercana a la realidad con escuelas de primer orden y una Universidad propia, con disciplinas en ciencia y tecnología, nos pondremos a la par de lo países desarrollados. De esa universidad emergerán profesionales calificados para desempeñarse en el Perú y porque no, en el mundo.

Eduardo Borrero Vargas - Derechos reservados
(Publicado en abril del 2010)