viernes, 6 de noviembre de 2020

Cuando el cielo se tiñó de rojo y otras leyendas tallanes

El pasado 14 de julio, (2012) por la noche, en el auditorio del colegio “Santa Rosa”, se realizó la presentación del libro titulado “cuando el cielo se tiño de rojo y otras leyendas tallanes” del escritor sullanero Eduardo Borrero Vargas. El auditorio lució lleno con casi 200 personas que siguieron con mucho interés las disertaciones de los presentadores, los escritores Wilmer Rojas y Máximo Coronado Talledo; el editor Pablo Viera Urbina; el Hno. Félix Saeta Gutiérrez, director del colegio “Santa Rosa”, finalizando el evento con las palabras del autor del libro, Borrero Vargas. La actividad literaria estuvo conducida por el poeta y editor José Díaz.

A continuación, publicamos el texto de la presentación del libro y el tema literatura e identidad cultural a cargo del escritor sullanero Wilmer Bustamante Rojas


(I)

Presentacióndel libro
“Cuando el cielo se tiñó de rojo y otras leyendas tallanes”

Por: Wilmer Rojas Bustamante.

Una de las culturas pre hispánicas más importantes del antiguo Perú fue la cultura Tallán. Esta civilización se desarrolló en Piura y es importante porque se le considera la más antigua que habitó la costa del Perú.

Los tallanes eran ceramistas. Los vestigios encontrados en las tumbas tallanes han permitido regiones andinas en busca de mejores lugares.

Pero también existe la posibilidad de que hubiesen podido cruzar la cordillera desde la selva amazónica. Otras teorías indican que pudieron ser emigrantes de América del Centro. Algunos han sostenido, también, que los primitivos pobladores de Piura llegaron simultáneamente de los Andes, sean o no selváticos, y del norte por el mar, estableciéndose en el territorio que hoy se conoce como Piura.

Los promotores de esta tesis indican que ello explicaría los continuos enfrentamientos que existían entre las tribus que conformaban la nación Tallán. Lo cierto es que, en 1502, la población Tallán llegaba a los setenta mil pobladores. Este grupo estaba formado por los conglomerados de Paita y Tumbes.

Wilmer Rojas Bustamante.

Cada etnia tenía un curaca que gobernaba como un rey. Existían tres clases sociales: La aristocracia, la religiosa y el pueblo. Queda claro que los tallanes se dividieron en varios grupos que habitaron distintos lugares. El centro más importante estaba en Paita. Allí se desarrolló un sistema de gobierno que, con el uso de las armas, impuso el idioma llamado Sec.

Es probable que los tallanes hayan desarrollado más de un ciclo cultural, pues se han encontrado vinculaciones de esta civilización con los mochicas en grado tan estrecho que algunos arqueólogos han dado la denominación Tallán-Mochica a todo el conjunto cultural de estos pueblos.

Se sostiene, por otro lado, que se trata de dos culturas distintas que probablemente llegaron a tener relaciones entre ellas cuando los tallanes se extendieron por el sur hasta el departamento de Lambayeque.

La cultura Tallán, en el año 1487, fue sometido por el Imperio Incaico. Antes se intentó unificar la nación Tallán imponiendo el SEC. Según el padre Esteban Piug, tal denominación correspondía solo al idioma que se hablaba en Sechura, pues existían tres dialectos: el Sechura, el Catacaos y el Colán.

Según los cronistas, los tallanes adoraban ídolos, generalmente eran unas figuras hechas de madera, pero también adoraban deidades, “de extracción natural”, principalmente “a los remolinos de viento, polvo y arenas”. También realizaban procesiones con animales vivos o imágenes.

Eduardo Borrero Vargas

Éste es el pueblo del cual el escritor Eduardo Borrero Vargas se ocupa en el libro “Cuando el cielo se tiño de rojo y otras leyendas tallanes”. ¿Eligió la leyenda como género narrativo? si nos ajustamos a la definición de leyenda y mito, Eduardo va más allá de la leyenda en la primera parte del libro, porque son las divinidades del mundo Tallán, como Macacará-Sec (dios del principio y del fin), Huangalác-Sec (dios de los registros y acontecimientos), etcétera, los protagonistas de la creación del universo. Así el mito tiene proyección cosmogónica. La leyenda es menos ambiciosa, explica las particularidades de un animal o una planta, pero no detalla cómo se formó el cielo o el mar. Pero como el texto narrativo tiene una segunda parte, que es a partir de la quinta historia, titulada “Cuando el cielo se tiño de rojo”, en donde el escritor nos introduce en una nueva etapa del  pueblo Tallán, con la llegada de los españoles; las historias se relacionan con la realidad y con la fantasía, con el conocimiento tradicional y con la creación ética y estética de cada pueblo, perfilándose como leyendas históricas y leyendas histórico culturales, como lo clasificaron en 1963, una comisión de especialistas reunidos en el Congreso de Budapest. Esta especie literaria se diferencia del cuento y de la anécdota porque es explicativa y no tiene la complejidad del cuento. Tiene un punto de partida, ya que habla de personajes determinados que actúan en una etapa de la historia y en lugares asentados en los mapas.

Las leyendas documentan la identidad cultural de los pueblos aborígenes que habitaron el territorio peruano y permiten que aquellas culturas desaparecidas permanezcan en el imaginario colectivo como testimonio de su desestructuración. Tallanes, mochicas, vicús, guayacundos, etc. portan una identidad diferencial que se trasunta en este tipo de relatos.

 

(II)

Literatura e identidad cultural

Por: Wilmer Rojas Bustamante.

Se afirma que la literatura no sólo representa la identidad cultural de la comunidad, sino que ella misma crea identidad; es más, ella misma sería identidad.

Los discursos artísticos producen identidad. ¿Qué identidad es la que produce?, ¿cómo lo produce?, ¿qué eficacia tendría esa identidad literariamente producida para la formación de la identidad cultural colectiva?

Identidad remite a una noción de nosotros mismos, en función o en comparación con otros que no son como nosotros, que no tienen ni las mismas costumbres, hábitos, valores, tradiciones, normas.

La noción de identidad se materializa en la práctica de la vida social, a través del hecho de que una comunidad de individuos comparte un determinado conjunto de condiciones de vida que posibilitan una constelación común de significados, asumidos estos como patrimonio digno de defenderse y preservarse.

Castellón y Araos, que han reflexionado sobre este tema, mencionan tres claves para la construcción y sustentabilidad de una determinada identidad cultural: El lenguaje, el territorio (las características físicas imponen: modos de habitar, ser y de mirarse), y la religión (conlleva una interpretación del mundo).

Hablar de identidad cultural de cierta comunidad de individuos histórica y territorialmente situada equivale a concebir dicha comunidad a partir de tres dimensiones:

a).- Una supuesta razón ontológica, es decir, como algo en sí y para sí.

b).- Una voluntad de mantener el “supuesto carácter de identidad sustancial a lo largo del tiempo, o sea que ciertas maneras de ser, de pensar, de sentir son consideradas valiosas y merecen ser preservadas y defendidas.

c).- Esta misma voluntad de preservación contiene la necesidad de mantener lo específico propio como marca de diferencia.

Uno de los primeros efectos que produce la literatura que textualiza representaciones identitarias, como en el libro de Eduardo Borrero, es la visualización, a través del texto literario, de gentes, de paisajes, modos de vida, sueños, miserias, etc. De una determinada comunidad humana en un territorio concreto.

Berman en el año 1998 dijo: “Nuestro pasado, cualquiera que haya sido, es un pasado en proceso de desintegración; anhelamos aprehenderlo, pero es escurridizo y carece de base; volvemos la mirada en busca de algo sólido en qué apoyarnos, sólo para encontrarnos abrazando fantasmas” Si Berman está en lo cierto, cualquier práctica literaria que se aboque a representar la identidad estaría condenada a ser un ejercicio de “abrazar fantasmas”, lo que probaría que la identidad cultural está en proceso de desintegración.

Sin embargo, creo que la literatura es también una manera de luchar contra la desintegración de la identidad, de su pasado original, y en ese sentido el libro “Cuando el cielo se tiño de rojo y otras leyendas tallanes”. es un aporte valioso para la literatura piurana, un esfuerzo que tiene sus antecedentes en autores clásicos de nuestra región como Carlos Espinoza león,  Francisco Vegas Seminario, Teodoro Garcés Negrón, Juan Antón y Galán, Víctor Borrero Vargas, quien tuvo la generosidad de regalarnos un hermoso libro “Cuentos tallanes”, que publicó el CIPCA en el año 1989, edición que estuvo a cargo de Houdini Guerrero Torres, Y ahora Eduardo Borrero Vargas, también, al igual que su hermano, tiene la gentileza de regalarnos este hermoso libro sobre lo que pudo haber sido el origen de nuestros ancestros, en un intento por crear conciencia sobre nuestro pasado, porque los  catorce textos que integran el volumen nos estimulan para indagar sobre nuestras raíces y para reflexionar sobre el sendero en el que nos movemos en el día a día, pero también para disfrutar con cada párrafo construido con sencillez, elegancia, naturalidad, ya que el autor no tiene pretensiones de figuretismo ni ansias de satisfacer a una crítica “especializada”, que siempre se regodea con los malabares sintácticos, los episodios frívolos, los temas en boga que el mercado consumista necesita para seguir perpetuando el canibalismo despiadado del capitalismo.

Eduardo Borrero Vargas, con este libro sobre nuestros ancestros tallanes, ha entrado a formar parte de la literatura piurana y se convierte en un referente obligado para cualquier estudiante no sólo de literatura sino de la historia y la cultura en general, que va en busca de información sobre el mundo Tallan.

(Escrito publicado en la edición Nº 67, revista “Tallán”, Sullana, julio del 2012)

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Paradojas

 


“Dicen, que algún día la desquiciada razón matará a Dios. Bien, que el hombre entienda que si lo hace el universo no tendrá memoria”

Eduardo Borrero Vargas
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