jueves, 27 de abril de 2023

La vida es una pista larga y llena de trampas...preparadas por políticos mirando sus bolsillos...

Los abismos de la memoria

Sucede que en este país hay políticos bosquejados en láminas de cartón corrugado, recogidas en los basurales que rodean las poblaciones rurales. Esta situación les da la oportunidad de presentarse con sus caras melosas y cínicas de yo lo hice para beneficio de los pueblos, quienes al adolecer de suficientes canales de protesta se quedan callados y rumiando con ira sus pesares. Estos grisáceos personajes de buena labia y de jeta pronunciada -llamados grotescamente políticos o visionarios del tercer o cuarto milenio- se movilizan siempre acompañados por personajes de doble rasero, que con bombos y platillos aplauden como zombis cada frase estúpida que escupen en esos conciertos mal llamados mítines políticos.

El primer golpe recibido por esta inocente criatura nacida entre los arenales que rodean a la misteriosa Sullana, en pleno plexo solar, como para no levantar la cerviz por años, fue el de ese gobernante que tenía al Perú en maquetas en el centro del Palacio de Gobierno. Con un puntero, iba señalando lo que él, en sus sueños, imaginaba que algún día levantaría en nuestro vasto territorio. Este iluso y exuberante gobernante que hablaba para sí mismo, por el año 1964, en un acto de lirismo descabellado, a los sullaneros nos dejó sin auto vagón y sin tren de carga. Adiós Piura y adiós Paita. Y nos llenó de transportes destartalados “rompe costillas, pulgosos y muele nalgas”.

Tren Sullana - Paita

El segundo golpe, o mejor dicho el picotazo, provino del alcalde Limeño. Cuando las causalidades se juntan, son como aludes que te caen de cerros imaginarios. Justo en el mismo año 1964, al risueño alcalde limeño llamado El Tucán -por su nariz más grande que su cara- se le veía por sus ojitos revoltosos que algo tramaba. Un golpe o picotazo que seguramente dejaría bien fondeados sus bolsillos, para el resto de su prolongada vida. Y en un arranque de lirismo político, en una reunión de prensa, manifestó: “lo hice en beneficio de la Lima mazamorrera”. Se trajo abajo las líneas del Tranvía y construyó un zanjón de puro concreto armado…sí pues, armado de cemento y fierro. Y a partir de ese momento lo aborrecí y renegué hasta de su quinta generación. Desarticuló Lima y tuve que caminar largo y largo, para ir la Universidad Mayor de San Marcos. Adiós Chorrillos, Callao, avenida Brasil, todo el centro de Lima, cementerio y Barrios Altos y anexos. 

Tranvía de Lima

Los norteños somos tercos como los piajenos: aprendí a caminar ligero, a tomar los destartalados buses al vuelo, a guardarme el dinero en las medias, a encogerme para pasar desapercibido. Eso hice, aprendí todas las mañas necesarias para sobrevivir en un medio hostil. La línea 33, con sus buses destartalados, es la que más me acomodaba. Así que mis pensiones escogidas en la gran Lima siempre estaban cerca a esta línea

Y esto que les estoy escribiendo no es para quejarme sino para animar a los nuevos estudiantes universitarios a luchar contra las adversidades. Los animo a no dejarse dominar por esta maquinaria “castrante”, que se renueva con más fuerza, no para ayudar en el desarrollo del país sino para embrutecer a las nuevas generaciones. Saludos y no bajemos la cerviz.

Eduardo Borrero Vargas
Lima, miércoles 26 de abril del 2023
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