La Virgen del Cisne (15 al 20 de agosto)
A su paso por Ecuador, Simón Bolívar inauguró la feria
de la Virgen del Cisne, que se celebra cada año entre el 15 y 20 de agosto, en
el pueblito del Cisne, cerca de Loja. Durante la semana que dura la feria llegan
al lugar peregrinos, sombrereros, artesanos, plateros, malandrines, fulleros,
buhoneros, maromeros, brujos, gitanos, jugadores, estafadores, cotejadores de
gallos de pelea, cantantes de pasillos, asaltantes de caminos y abigeos.
De esta fiesta se aprovechaban lo malhechores para
negociar ganado mayor; mulas, burros, bueyes y caballos robados y engordados en
los pastizales del lado ecuatoriano. Los abigeos peruanos, y ecuatorianos por
esos años asolaban las haciendas y fundos de Ayabaca, Sullana y Piura. Los más
avezados llegaban a Cajamarca, Chiclayo y Trujillo. Los robos los cometían de
noche. Sus rutas de escape eran de las más variadas, unas siguiendo el borde de
los ríos, otras, por las quebradas. Cambiaban de dirección constantemente. A
veces obligaban a los animales a dejar huellas de sus cascos por todas partes o
a hacer el famoso ocho muy conocido por los abigeos, para burlar a los expertos
rastreadores que contrataban los dueños de los animales. Así llegaban a la
frontera y la pasaban por sitios pocos vigilados que de antemano conocían.
Expertos conocedores de caballos y mulas de Ecuador,
acudían a la feria. La negociación era directa. Los animales los compraban para
su uso o para revenderlos en las mejores Haciendas de Quito, Guayaquil, Cuenca
y algunos en la frontera de Colombia.
Una vez terminada la Feria; todos, entonando cantos
religiosos, con ojos llorosos y velas encendidas, desfilaban ante su
Protectora. Le hablaban quedo. Protégenos un año más, le pedían. Te cubriremos
con oro y plata, le ofrecían. Es que la vida es así. Qué más que una Virgen
milagrosa, para darles consuelo. No importa si eres pobre, rico, enfermo, sano
o ladrón. Al fin y al cabo todos necesitamos algo.
El último robo de ganado del que tengo conocimiento,
sucedió en el año 1,949. Los abigeos, se llevaron de las invernas de mi padre,
cuatros yeguas, dos paridas con sus potros y dos preñadas, dos mulas y dos
machos. Mi padre conocedor de que los animales se los llevaban al Ecuador, para
venderlos en la feria de la Virgen del Cisne. Tomó su camioneta y los esperó en
el pueblo de Macará. El Coronel Armijos Jefe de la Plaza, gran amigo de mi
padre, ordenó a la gendarmería que recuperen los animales. Una vez en casa, oí
que mi madre inquieta, le preguntó, -¿Todo tranquilo?- -Claro, todo en orden, los
animales están en las invernas de La Cocañira-. -¿Y el coronel Armijos?-,
repreguntó mi madre. -Cada vez más jovial, ¡gran amigo!-. -¿Y qué
haces en la pared-, -Colgando una imagen de “La Virgen del Cisne”-…
le contestó sin inmutarse mi padre…
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