Artículo de Efraín Borrero E.
La historia que voy a relatar a continuación es realmente
sorprendente y cuesta creerla. Los hechos fueron reales y se dieron así:
El Dr. José Baltazar Carrión Torres, nació en Loja el 11 de
enero de 1814, vinculado a una notable familia. Se graduó de abogado en 1838,
en la entonces Universidad Central de Quito, que luego se llamó Universidad
Central del Ecuador, y dos años más tarde obtuvo el título de médico en esa
misma universidad.
En Loja tuvo una activa participación pública, fue rector
del Colegio San Bernardo que, como sabemos, por decreto legislativo del 5 de
septiembre de 1902, durante el gobierno del general Eloy Alfaro, adoptó
oficialmente el nombre de Bernardo Valdivieso. También fue miembro del Cabildo.
José Baltazar Carrión Torres fue un hombre dedicado al
estudio, por eso logró obtener dos títulos profesionales; inteligente y
trabajador. Políticamente estuvo estrechamente ligado al General Juan José
Flores, del que fue su incondicional seguidor.
Cuando el General Flores cayó en desgracia, decidió
exiliarse en Lima, Perú, y también lo hizo su fiel amigo José Baltazar Carrión,
quien llegó a Lima en el año de 1852, obviamente en calidad de exiliado
político.
Como medio de subsistencia, el Dr. Carrión contaba con su
profesión de médico. Con toda seguridad que para ejercerla en territorio
peruano tuvo que rendir examen de certificación en la Facultad de Medicina, que
era parte de la Universidad Mayor de San Marcos, la segunda más antigua de
América.
Cumpliendo los procedimientos que para entonces regían en
ese país, el gobierno peruano le fijó como residencia la ciudad de Cerro de
Pasco, un importante centro minero situado en el altiplano de la cordillera de
los Andes y considerado la «Capital Minera del Perú».
Allí ejerció la medicina y llegó a ser una persona muy
apreciada y respetable. Con el tiempo ostentó el cargo de Cónsul del Ecuador en
esa localidad.
En Cerro de Pasco conoció a María Dolores García Navarro con
quien procreó dos hijos, uno de los cuales se llamó Daniel Alcides, nacido el
13 de agosto de 1857.
Se dice que el Dr. José Baltazar Carrión Torres,
presintiendo que sus días se acortaban después de un terrible accidente que
mermó notoriamente su salud, decidió retornar a Loja, luego de haber residido
16 años en Cerro de Pasco, con la intención de conocer a su primera hija,
procreada con doña Mariana Felipa de Carcelén y Larrea, Sexta Marquesa de
Solanda y Villarocha, nueve años mayor a él, y que fue esposa del Mariscal
Antonio José de Sucre, pero la muerte no le permitió retornar al Perú. Falleció
cuando contaba 44 años de edad y fue sepultado el 16 de junio de 1867, en esta
ciudad de Loja.
Su hijo Daniel Alcides Carrión García quedó huérfano a los
ocho años de edad. Igual que su padre fue una persona muy dedicada al estudio y
su afán de superación era creciente. Heredó la vocación por la medicina.
Con el apoyo de su madre, Daniel Alcides se trasladó a Lima
para culminar sus estudios secundarios. Una vez alcanzado el título de
bachiller se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, con el propósito de lograr el título de médico.
Durante sus estudios de medicina apareció en los valles
centrales peruanos una enfermedad muy infecciosa denominada "verruga
peruana" o “fiebre de la oroya”, cuyos síntomas incluían fiebre y anemia
grave, que podían aparecer de forma repentina o gradual. Los esfuerzos médicos
no atinaban en soluciones eficaces ya que la investigación científica sobre el
caso tenía limitaciones por aquel entonces.
Daniel Alcides Carrión García, quien cursaba el sexto año y
tenía 28 años de edad, llevado por su espíritu investigativo y, sobre todo, por
un nacionalismo científico que deseaba poner en alto el nombre del Perú,
decidió experimentar los efectos de esa grave enfermedad en su propio cuerpo,
para lo cual acudió a la Sala de las Mercedes del Hospital Dos de Mayo de Lima,
y solicitó al médico Evaristo Chávez que le hiciera la inoculación de sangre
macerada de una tumoración verrugosa de un paciente varón.
A los pocos días comenzó a sentir los primeros síntomas, los
que continuaron con su evolución característica ante la angustia de sus
profesores y amigos. Daniel Alcides iba escribiendo personalmente su historia
clínica, lo hizo hasta el 26 de septiembre de 1885, día en que, agobiado por la
fiebre y anemia grave, entró en delirio. A su solicitud, los compañeros de
curso siguieron escribiendo el documento clínico que había iniciado. A los
pocos días, el 5 de octubre de 1885, falleció.
Gracias a su sacrificio se pudo conocer que la verruga
peruana y la fiebre de la Oroya, eran una misma enfermedad.
Daniel Alcides Carrión García es considerado mártir de la
medicina peruana y héroe nacional. El 5 de octubre, día de su inmolación, se
conmemora el Día de la Medicina Peruana. En Cerro de Pasco, la Universidad
lleva su nombre.
Un hombre increíble por cuyas venas corrió sangre lojana.