Víctor
Borrero Vargas con el cuento “Allcco” se hizo merecedor de una mención
finalista en el último Premio Copé de Cuento en su versión XIV. El cuento
(redactado bajo la forma textual de un informe colonial) está ambientado en el
siglo XVI. El diestro tratamiento del lenguaje que instrumenta el escritor
(remontando, de modo eficiente, la natural resistencia y extrañeza lectora al
respecto) recrea, dentro del universo cuentístico, la mentalidad teocrática
sustentadora del contexto histórico donde se desarrollan los sucesos
notificados por el funcionario Juan de Malatesta a su señoría el alcalde de
Trujillo, don Diego de Mora.
Víctor Borrero Vargas y su cuento "Allcco" |
Uno de
los rasgos estilísticos (recurrentes e inconfundibles) de Víctor Borrero Vargas
es la truculencia naturalista, esto es, la sórdida exacerbación de las
realidades: Y es “El Bobo”, perro del avaro encomendero Melchor Verdugo, el
demonio mismo encarnado en ese can de fierísimo aspecto que cometía fealdades
aborrecibles, yogando con las mujeres de dichos indios que, expoliados y
degradados trabajaban en las minas y sembradíos de Chilete y Bambamarca.
Víctor
Borrero Vargas ya desde la nominación de sus personajes nos arroja la
intencionalidad de su literatura: Revelar y ridiculizar a los desalmados
explotadores de siempre. Es indudable entonces el tono vindicativo y
antirreligioso de sus enunciaciones: El fraile del cuento conjuntamente con
Melchor Verdugo –Cavallero de la Orden de Santiago- ocasionaban crueldades
contra el pueblo aborigen, alentando que el dicho perro “El Bobo” aperree y
viole contra natura a los indios e indias. Sin embargo, Allcco, el perro del
curaca Tantahuata (al que “El Bobo”, de manera inmisericorde, mató un hijo) es
el que toma venganza y redime discursivamente a la viril raza inca: su dicho
perro e lo encontró en una posición de bajada, como hecho de aposta, mientras
el dicho perro allcco del dicho curaca Tantahuata, lo yogaba con facilidad,
hasta anudarse, e de ahí vido al monstruo de dos cabezas e ocho patas, e el
dicho perro “El Bobo” se colocaba mansamente como perra en celo ante el dicho
perro allcco, e esto lo venía haciendo desde que el dicho curaca Tantahuata
regresó de la cibdad de Truxillo, donde, ya lo tengo dicho, fue a pedir a su
señoría se le haga justicia… Los dichos indios de Bambamarca regaron la
noticia, que el dicho perro allcco del dicho curaca Tantahuata había hecho
sarasa al dicho perro “El Bobo”, e que mejor venganza no pudo haberse servido
el dicho curaca Tantahuata, e si el dicho perro “El Bobo” era sarasa, lo era
también por añadidura su amo el dicho Melchor Verdugo, al que empezaron a
llamar Melchor Verdugo el sarasa.
Esta consagratoria mención finalista de Víctor Borrero Vargas no ha sido, convenientemente, difundida por los medios periodísticos y literarios (sólo el grupo literario “Magenta”, acogiendo esta grata noticia, publicó el cuento en su boletín), lo que nos induce a suscribir –finalmente- lo que sentenció alguna vez el escritor: Es que hay, estimado Ricardo, un complot de silencio orquestado y dirigido por un grupúsculo que solamente escribe literatura “For dummies” y que nos está tomando, impunemente, el pelo.
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